Todo es uno.
Hay un hilo conductor que relaciona a las partes con un todo.
Pero las partes deben hallar una consciencia del Todo...
Un poco de aquí y de allá.
¡Hacia tu horizonte y norte! ...que implica, muchas veces, ir en contra de antinaturales y dañinos convencionalismos o culturas, que socavan y mutilan los sueños; por ende, a la vida misma.
Juan Carlos Luis Rojas
No mires anhelante hacia el horizonte, por lo que esperas; con desesperación no acelerarás su llegada. Más vale entender, qué es lo que debes hacer ahora para cuando llegue.
Juan C. L. Rojas
Por fin
detuve un momento
mi traviesa locura de niño.
Tras un golpe contra el horizonte, pude bajar
del caballo desbocado
que espolearon mis sueños.
Volví entonces mis ojos
de esas llanuras sedientas...
aquellas que insuflan
anhelos ardientes en el corazón/
¡Candor del pecho/
buscador de montañas imposibles!
Volví mis pasos.
¿Se rindieron acaso?...
Se aquietaron
para envejecer aún más
su cansada esperanza.
A mi espalda
vi un mar gris opaco/ brumoso...
¡Tantos ojos marchitos!
Vi a la pasión anhelante.
¡Ella era/ es/
el combustible del sol
quemando las alas de la vida!
Regresé del camino de la ilusión
tras la cortina lluviosa de las lágrimas.
Caminé sobre continentes antiguos
de sueños perdidos.
Amarrado en sus puertos
había barcos en cenizas humeantes.
Dejé en cada altar de sus mástiles
la bendición de un suspiro
y en el último
la rendición de mi espada.
Monté otra vez
con humildades nuevas
con tristeza dura/
con rumbo incierto/
El trote es leve.
Un río de manso fluir
sin medida del tiempo.
Sobre mi frente
caen sin cesar
(del oscuro arpegio de la noche)
guiños amables
de mis nuevas estrellas.
Ha caído la luz del día
con su pregón de esperanzas
en ese lejano horizonte mientras te pienso.
Oh, temprana intermitencia
de una estrella
¿Tu mirar acaso?...
donde acrisolas mil soles
tras la sombra misteriosa
de tu ser.
Y es así,
que tu luz permanece
y enciende a la mía
con la magia de su flama...
y se derrama
en fluida lumbre
con mi ser,
con todo mi yo
donde me expando
sobre tu piel,
sobre tu pecho,
¡así!
fundido
vertiéndome
en tus valles
recorriendo,
bajando,
sobre las tibias
laderas de tus montes...
Adentrarme en los arroyos
en tus torrentes
hacia el canal mayor
de tus venas.
Sólo para vivir,
y que en mi vivas
anidando un susurro de voces
que alertan nuestros oídos
que palpitan
cabalgando al son
navegando
agitando ríos
hacia el súmun
donde se deleitan
los anchos mares
del amor
del sueño
que tangible
convierte el vivir.
Antiguo arriero de peces, dorado río,
por tu camino de siglos bajando vas,
desde donde su farol enciende la luna hasta las islas frutales del litoral.
Sus soles tus lomos queman en el estío,
barrancas, islas y playas te ven pasar,
arriba lames las garras de ariscos pumas
abajo reflejas luces de la ciudad.
Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná.
Asoman en tus riberas como otros días
las bellas formas trigueñas del guaraní,
pero revive en el alma de los isleños
la raza vieja que otrora reinara allí.
Quien fuera, me dijo un día mirando el río,
como las aguas tranquilas del Paraná,
que no conservan las huellas de los navíos,
y así las penas del alma poder borrar.
Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná
(Polca canción)
Letra y Música: Edgar Romero Maciel - Albérico Mansilla
"Agua y sol del Paraná"
Por el rio Paraná,
aguas arriba navego.
El sol quema como fuego
en la siesta litoral.
Bordeando el camalotal:
pacu, surubí dorado
van navegando a mi lado
por el rio Paraná.
La canoa lenta va
hiriendo el pecho del río,
sauce triste, ceibo mío,
en sus orillas está.
Azul el jacarandá,
aromó sus ramas de oro,
derramando su tesoro,
sobre el río que se va.
El agua me ha de llevar;
nadie sabe hasta que puerto;
hay solo un destino cierto:
la pampa amarga del mar.
Viejo río Paraná:
aguas marrones y bravas
y en lo alto crestonadas
no terminan de silbar
Tristeza me da el ceibal,
sangrando sobre el verano:
si parecemos hermanos,
en el modo de llorar
Ya mi canción se me va,
aguas abajo del río,
mientras sigo mi destino
remontando el Paraná.
Rio arriba, rio va
contra la oscura corriente
agua y sol sobre mi frente
agua y sol del Paraná.
Letra: Miguel A. Brascó
Música: Ariel Ramírez
El jangadero
Río abajo voy llevando la jangada,
río abajo por el alto Paraná.
Es el peso de la sombra derrumbada,
que buscando el horizonte bajará.
Río abajo, río abajo, río abajo:
a flor de agua voy sangrando esta canción.
En el sueño de la vida y el trabajo
se me vuelve camalote el corazón
Jangadero, jangadero:
mi destino por el río es derivar
desde el fondo del obraje maderero,
con el anhelo del agua que se va.
Padre río, tus escamas de oro vivo
son la fiebre que me lleva más allá.
Voy detrás de tu horizonte fugitivo
y la sangre con el agua se me va
Banda, banda; sol y luna; cielo y agua:
espejismo que no acaba de pasar.
Piel de barro, fabulosa lampalagua:
me devora la pasión de navegar.
Jangadero, jangadero:
mi destino por el río es derivar
desde el fondo del obraje maderero,
conn el anhelo del agua que se va.
Letra: Jaime Dávalos
Música: Eduardo Falú
"El Paraná en una zamba"
Brazo de la luna que, bajo el sol,
el cielo y el agua rejuntará.
Hijo de las cumbres y de las selvas,
que extenso y dulce recibe el mar.
Sangra en tus riberas el ceibo en flor
y la pampa verde llega a beber
en tu cuerpo lacio, donde el verano
despeña toros de barro y miel.
Mojan las guitarras tu corazón,
que por los trigales ondulará.
Traen desde el Norte frutal la zamba
y a tus orillas la dejarán,
para que su voz, enamorada de la luz carnal,
arome tus mujeres, Paraná.
En campos de lino recobrarás
el cielo que buscas en la extensión.
Padre de las frutas y las maderas:
florece en deltas tu corazón.
Verde en el origen recorrerás,
turbio de trabajo la noche azul
y desde la luna, como un camino,
vendrá tu brillo quebrando luz.
Río Paraná:
Tu brisa fresca respirando yo estoy.
Y canto al verte, tal vez por suerte,
cruzando el puente Brazo Largo
Y al ver tus costas verdes
en un sin fin perderse,
sentir estoy deseando lo que
sienten tantos,
que tus márgenes habitan.
Cantaba al remar, en su canoa a
ritmo firme el pescador.
Que hurga en tu vientre, buscando suerte,
como ayer, mañana ó pasado.
Tal vez arrastre hasta la orilla,
la corriente,
esta canción que yo te canto
desde el puente.
Cuando me voy a la Provincia de Entre Ríos,
en canción te lo digo,
Paraná río querido.
Cantaba al remar,
en su canoa a ritmo firme el pescador.
Que hurga en tu vientre, buscando suerte,
como ayer, mañana ó pasado.
Tal vez arrastre hasta la orilla,
la corriente,
esta canción que yo te canto
desde el puente.
Cuando me voy a la Provincia de Entre Ríos,
en canción te lo digo,
Paraná río Argentino.
Río Paraná.
El río me dirá si aún existe
con su voz de cristal entre las flores
él me ha visto en sus aguas endiosadas
y ha borrado de mi piel la oscuridad.
Tan lejos estoy de estos
paisajes tan lejos de su amor y su bondad
que parece que es delirio mi deseo
de borrar esta niebla de orfandad.
Y volver de nuevo a aquellos días
a mi río, a mi selva montaraz,
caminar de nuevo entre las flores
en las costas del bravío Paraná.
Jorge Cafrune
Noches isleñas
Noche, ¡oh noche de luna bella!,
poblada por mil estrellas baña las aguas del Paraná.
Noche, ¡oh noche de dulce ensueño!,
que sos para el triste isleño fiel compañero en su soledad.
Noche, ¡oh noche que al alma hechiza!,
tu suave rumor de brisa tiene frescura de manantial.
Se eleva hacia el infinito un canto agreste y sentido:
un canto que ha florecido entre ceibos, sauces y flor de azahar.
Brilla el Paraná bajo su fulgor.
Noche de cristal; noche de ilusión.
Aguas que se van para no volver,
llevan con su andar mi hondo padecer.
Noche, ¡oh noche de luz y calma!
haz que ilumine mi alma la claridad de tu resplandor.
Noche, ¡oh noche de tenue encanto!,
no dejes que sea llanto lo que me impida ver tu esplendor.
Noche, ¡oh noche, que ya te alejas!,
escucha la triste queja, la voz doliente de mi ansiedad.
No dejes que se malogre el fruto de tanto empeño.
No olvides al pobre isleño que sufre y canta en el Paraná.
Brilla el Paraná bajo su fulgor.
Noche de cristal; noche de ilusión.
Aguas que se van para no volver,
llevan con su andar mi hondo padecer.
¡Noches. Noches isleñas!
Letra y Música: Pedro Sánchez
Acuarela del río
Un canilla poí una balsa, (Poí , del guaraní, flaco, fino)
una guaina, una flor en el río, (Guaina, chica, muchacha)
un paisaje de cielo
reflejan las aguas del gran Paraná.
Más allá, un camalote va flotando
hacia la orilla que arbolada de sauces
Nos invita a soñar...
Acuarela del río que pintas de luces
mi dulce romance.
En el mundo no hay marco más divino
y bello para nuestro amor, son su sol,
Con sus fúlgidos matices
con su brisa perfumada
en mágico arrebol
de un lento atardecer...
A la deriva el bote va
con mi amada por el río.
Meciéndonos con su vaivén
que acompasa nuestro amor.
Y apoyada en mi hombro
me musita al oído
mientras beso sus manos
completan mi dicha
aromas de azahar.
Acuarela del río (Litoraleña)
Letra y Música: Abel Montes
Por cada quien en el mundo, una multitud de esperanzas barriendo el horizonte. Juan Carlos Luis Rojas
Por cada quien en el mundo, una multitud de esperanzas barriendo el horizonte.Juan Carlos Luis RojasBuen martes a todos, amigos...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on martes, 5 de abril de 2016
Descubro,
me cuentan,
que desde algún rincón
me mira me observa,
como a estatua,
que a veces
parece viviente...
que ella, ignota de mi,
traza rasgos
de este desconocido...
y que,
a su voluntad
resbala formas
y luces
con el grafito.
Me sorprendo
me intriga...
¿Quién... y qué habrá de bocetar
de tan yerto ser
pétreo
cristalizado
de sueños inconclusos?
Me sorprende
me divierte
tanta audacia
¡tanto riesgo!
treparse
a un monte
calamitoso
de sangre
y espíritu.
Tanto riesgo
de asumirme
en su tiempo
que dorado
pudiera ser
y acaso no...
Respeto
su secreto
que yo sé
y no sé,
y la dejo
como a causas
y perdidos azares,
dijera Silvio...
Pero yo la olvido y no,
la abandono de recuerdo y no,
como a esos pétalos
que dibujaron con color
a la vida,
la que fue
y la que va,
sonriendo en el aire
sus piruetas,
para perderse
entre hojarascas vencidas,
dijera yo...
El café
está silencioso
en su murmullo
y no sé si está
ella
lanzando trazos...
Como en ese desconocer
desde horizonte a horizonte
que se pierde
en cada luz
en cada ser.
La dejo que sea
como sea
y me olvido,
aunque
me he preguntado...
¿Qué luz le habrá puesto
a mis ojos adormecidos?
¿Cómo habrá pintado
las batallas en mis brazos?
¿Cómo habrá hecho
avanzar,
mi frente
hacia mis sueños
acaso los suyos
en el alma,
desde el alma,
vencida?
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar." Eduardo Galeano.
"Sin embargo, es la persistencia del andar lo que rotura el erial transitado, y tras la semilla, como distraídas, en algún momento han de brotar... brotarán..."