Sí/
Sé muy bien
por qué se yergue aún
la columna de mis sueños
vertebrada desde la sangre...
Mientras el mundo
se pierde en sus condenas/
trivialidades/
indiferencias y avatares/
Mientras intercambia acalorado
tribal veneno de discordias
tribales sectarismos de cavernas/
hay zaguanes que congregan
espera y ansiedades.
Hay espacios que aroman
el verdor pasional de los anhelos...
Hay un rincón/
por lo menos un rincón
donde se esparce
en vital fecundidad
la siembra de nuestras manos/
Manos que roturan
la tierra tibia de nuestra sed/
¡Sed que amamanta
la vastedad de lo posible!
Posibilidad canora
de febriles aves
y ancestral
libertad de las gaviotas.
Sospecho que de nuestros pasos
no quedará inmune este sendero/
Sospecho que cambiarán sus ojos
los girasoles/
que brincarán libres
las flores de las caricias/
y las notas musicales
de nuestro amor.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Sí/
Sé muy bien
por qué se yergue aún
la columna de mis sueños
vertebrada desde la sangre...
Mientras el mundo
se pierde en sus condenas/
trivialidades/
indiferencias y avatares/
Mientras intercambia acalorado
tribal veneno de discordias
tribales sectarismos de cavernas/
hay zaguanes que congregan
espera y ansiedades.
Hay espacios que aroman
el verdor pasional de los anhelos...
Hay un rincón/
por lo menos un rincón
donde se esparce
en vital fecundidad
la siembra de nuestras manos/
Manos que roturan
la tierra tibia de nuestra sed/
¡Sed que amamanta
la vastedad de lo posible!
Posibilidad canora
de febriles aves
y ancestral
libertad de las gaviotas.
Sospecho que de nuestros pasos
no quedará inmune este sendero/
Sospecho que cambiarán sus ojos
los girasoles/
que brincarán libres
las flores de las caricias/
y las notas musicales
de nuestro amor.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas