No esperes
a lo incierto del mañana,
¡dame hoy el abrazo que quisiste!
ese beso que sentiste.
Despídete
desde este punto fugaz
en que me encuentro,
no sé si mañana
tendré tu luz
agradando a mis ojos
o la mía
adentrándose en tu alma.
El Universo es sólo uno
y en él estaremos
por todos los tiempos
en diversos espines...
pero aquí,
en esta insignificancia
acostumbrada de olvidos
la vida es tan frágil
que con sólo un zumbido
estalla el cristal.
Mírame a los ojos
y que tus manos se agiten
en el empático gesto
de sabernos en alma
de sentirnos en cuerpo,
hasta el fin
de este espacio
infinitamente fugaz.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas