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lunes, 1 de mayo de 2017

Extravío

Husmeo en la historia.
Humanidad       Vientos perdidos.
El cortejo real de la miseria.
La mutilación de la carne y del espíritu.

El Hombre es rey extraviado de su reino.

Musas de los tiempos colgadas en el aire
    tirada de conceptos y de formas sin sustancia.
¡Tan baja su estatura
    que jamás alcanzarían a las estrellas!...
¡Los hombres caen
    al mar de su arrogancia!

Un poco más de construír
    es la oración del justo.
Romper/    es la consigna
    en aras de fetiches y blasones
        de corruptelas y patriotelas.

Fieles a la idiotez
    sucumben en las rompientes
        los astros del polvo.

No recuerda el Hombre
cuándo ha nacido su estúpida razón
    de alzar la espada/
de levantar la frente dañina y altanera.

La libertad se arrastra enredada de pañales.
Cautivo el Hombre en su prisión.
Su más grande prisión/
Su propia mente.
El aposento más útil a sus cadenas.

Desde su ego crea fronteras para sí/
Para su ego.
Luego
en su limitación 
llora frustrado
...y perdido.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

viernes, 21 de abril de 2017

Nuevas estrellas


Por fin
   detuve un momento
      mi traviesa locura de niño.

Tras un golpe contra el horizonte, pude bajar
del caballo desbocado
   que espolearon mis sueños.

Volví entonces mis ojos
   de esas llanuras sedientas...
aquellas que insuflan
   anhelos ardientes en el corazón/
¡Candor del pecho/
   buscador de montañas imposibles!

Volví mis pasos.
    ¿Se rindieron acaso?...
Se aquietaron
   para envejecer aún más
      su cansada esperanza.

A mi espalda
   vi un mar gris    opaco/    brumoso...
¡Tantos ojos marchitos!

Vi a la pasión anhelante.
¡Ella era/    es/
   el combustible del sol
      quemando las alas de la vida!

Regresé del camino de la ilusión
tras la cortina lluviosa de las lágrimas.
Caminé    sobre continentes antiguos
   de sueños perdidos.

Amarrado en sus puertos
   había barcos en cenizas humeantes.
Dejé en cada altar de sus mástiles
   la bendición de un suspiro
      y en el último
la rendición de mi espada.

Monté otra vez
   con humildades nuevas
con tristeza dura/
con rumbo incierto/

El trote es leve.
Un río de manso fluir
   sin medida del tiempo.

Sobre mi frente
   caen sin cesar
      (del oscuro arpegio de la noche)
guiños amables
   de mis nuevas estrellas.

AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas