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domingo, 29 de enero de 2017

Saludos


Las sombras
alargadas aún
adormilan sus voces
en el desperezo del amanecer...
Domingo lento que avanza
caminando bajo los árboles...
Los ojos vagan divagan observan...
La luz va ajustando su foco
entre el follaje
que respira y susurra
en calma brisa...
Caminata del tiempo y la mía
que hincha su pecho
en suspiro complacido...
Un árbol gigante
se planta frente a mi.
Saluda sonriente
en su vaivén de ramas y verdores...
Entre sus hojas todo canta
en la vivacidad de sus plumajes.
Avecillas que inquieren de mi
en las preguntas del mundo...

¡Benditos seres, los saludo!

Los hombres dormitan aún
acaso vislumbrando
el duro sin fin de la semana
que vendrá.
Un universo de temores
rayan albas y ocasos del mundo...
Nuevos líderes en su ínfulas
cargando la tinta
de inciertas esperanzas.
Año veinte diez y siete.
Movimientos árduos
en los patios
de plebes y de reyes...

Y camino...
con un brillo de emoción
en los ojos...
Y otras avecillas
rondan sin miedos
junto a mi
sobre gramillas y veredas.
Los perros olfatean,
despejan mi paso
en ladridos quedos...
Toda la vida canta
en el reflejo de sus flores...
Y un poco más allá
el dolor de los hombres...
Aún,
yo saludo...
¡Salud a todos
seres de buena voluntad

Autoe: Juan Carlos Luis Rojas

miércoles, 25 de enero de 2017

La vida

La vida es un camino que vamos construyendo a medida que avanzamos, sin guías perfectas, sorteando diversos accidentes... cimas y depresiones, charcos y escollos. Cada punto en la bitácora apuntará hacia el paso siguiente: surge  una nueva mirada hacia adelante, después de cada logro,  después de cada fracaso.

Juan Carlos Luis Rojas

lunes, 22 de agosto de 2016

Camino febril

Suelen decir que los hombres somos flojos, inútiles para cuestión de enfermedades...
Pero este estado gripal que te hace desaparecer la cabeza y te hace pensar en negociar cualquier cosa por los caminos; y me hace terco y discutidor del asunto!!
Una vez siendo adolescente, transitaba por las vías de un ferrocarril de un pueblo a otro...
Al cruzar por debajo de un puente, un pordiosero estaba haciendo un asado a la intemperie. En ese momento lo veo sujetando una lonja de carne jugosa con los dientes, y por el otro extremo lo hacía con la mano izquierda. Con un cuchillo, su mano derecha cortaba el trozo de bocado.
Al verme, me invitó con voz entre dientes:
- ¿Quiere amigo?...
- ¡No gracias señor!...
Seguí mi camino acelerando el paso.
En ese momento estaba lúcido, pero ahora que estoy medio en el aire, hasta me da ganas de negociar un espacio con alguno de la calle... Quedarme.... No ir a ninguna parte...
Pero un poco más de fuerza y mañana será otro día con otras inquitudes...
¡Buen descanso a todos, amigos!