Avanzando la tarde lluviosa en Buenos Aires...
Transcurriendo la celebración patria de la Revolución de Mayo...
Pienso...
De que nos sirve el pasado si con ello, no aprendemos a afianzar el presente.
Veo que, a muchos pueblos nos falta hacer otra gran revolución...
La revolución de la honestidad y del trabajo.
Poner en donde deben estar a tantos políticos corruptos y ladrones.
Hipócritas que se llenan la boca demagogicamente, con discursos altisonantes, para luego traicionar sus mismas palabras con su desfachatez delictiva, despojando a la gente y al país de sus sueños y recursos.
Pienso también, que hay cierta indiferencia e indolencia colectiva, al no ser más selectivos en la elección de sus gobernantes...
Gente que piensan la política como a un partido de fútbol; por sólo la ganancia de sus colores; sin ver, si han sido tramposos o no, en sus funciones.
¡Viva la patria!...
Pero no la patria que he mencionado, sino, una patria que sea honesta, de trabajo y de justicia. Donde sepamos discernir lo bien hecho, y lo que no; y por lo tanto, dejar de apoyar a los corruptos por dádivas y prebendas, o por el sólo hecho de tener un color determinado.
Basta ya de fanatismos; de ser dependientes de la ignorancia, y de las tutelas que no dejan crecer.
Ya somos "mayorcitos", basta de drcir que somos un país joven. Sepamos afrontar nuestras responsabilidades colectivas de manera pensante y ecuánime; en pos del consenso de la razón, y no de autonomias, falsas revoluciones y grietas.
Es hora de crecer.
Juan C. L. Rojas
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