Hiere el adiós
como un hacha etérea/
Cuando cae su filo
invisible y cruel.
Se deslizan entre sí las manos
/rozándose/
hasta el último contacto
en la punta de sus dedos...
/despidiéndose/
Sólo un café amargo queda
para endulzar esta melancolía.
La ansiedad construye
sus alas temblorosas
que torna a la ternura
torpe y sin sentido.
Cuando se aquietan mis manos
frías y distantes de tu piel
no sé si es tal su conquista
como el derecho de mis dedos
en tus senos solazarse.
¿Por qué estos pasos míos/ tercos/
van con vos hacia la cima incierta
si yo bien sé
que volverán rodando en la pendiente
tras el golpe cruel de lo imposible?
Eslabones perdidos de historias quedan
en la cadena de la vida/
Suenan/
como heridas y derrotas
y como siempre... ¿hasta cuándo?
El débil cordón de plata que nos une
se funde cada tarde
en la flama dolorosa del adiós.
¿Es sólo fugaz aventura de un sueño
lo que me marcan tus ojos
cuando juegan su ironía en la sonrisa?
Arremete a veces el secreto punzante
de tu palabra abrupta y callada/
¿Me dice, acaso, su silencio
lo superfluo...
lo imposible de este amor?
Autor: Juan C. L. Rojas
Todo es uno. Hay un hilo conductor que relaciona a las partes con un todo. Pero las partes deben hallar una consciencia del Todo... Un poco de aquí y de allá.
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viernes, 24 de marzo de 2017
Heridas y derrotas
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Juan Carlos Luis Rojas
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jueves, 14 de julio de 2016
Conjugandote
Así
sobre lo tibio fértil
del lecho
desparramada
desparramándote
a gusto y por gozo
alborotada
alborotándote
Así
señora que ha de amarse
bienamándose
desde afuera
hacia adentro
en lento fuego
intensamente
desde adentro
y hacia afuera,
en sortilegios
desmedidos,
en ósmosis
de huracanes
perdiendome
ya en tu piel
ya en tus senos,
adentrándome,
en flujos
del influjo,
de mi fluir
calidamente.
Así
a sorbos
absorbiéndote.
Así
derretida
y derritiéndome...
¡derramándome!
en la cúspide final
donde lo fluir
silente
truena en alborozo.
en júbilo de estrellas
sobre el brillo
festivo
de las lágrimas,
asomándose,
cayendo,
amándose.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
sobre lo tibio fértil
del lecho
desparramada
desparramándote
a gusto y por gozo
alborotada
alborotándote
Así
señora que ha de amarse
bienamándose
desde afuera
hacia adentro
en lento fuego
intensamente
desde adentro
y hacia afuera,
en sortilegios
desmedidos,
en ósmosis
de huracanes
perdiendome
ya en tu piel
ya en tus senos,
adentrándome,
en flujos
del influjo,
de mi fluir
calidamente.
Así
a sorbos
absorbiéndote.
Así
derretida
y derritiéndome...
¡derramándome!
en la cúspide final
donde lo fluir
silente
truena en alborozo.
en júbilo de estrellas
sobre el brillo
festivo
de las lágrimas,
asomándose,
cayendo,
amándose.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas
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