¡Dulce!
¡Lánguida en ofrenda!
es tu espera
de alma entera
abierta y despejada...
Abierta de ternuras
de tus sueños contenida...
Despejada de temores
en los brazos del amor.
Lazos que llamas,
llamas de anhelos,
que amas con el fuego,
el ardor en el sosiego
sofrenado en las caricias...
en la primera mirada,
cómplice,
profunda,
tierna,
junto al esperado beso
que ferviente de caricias va
conjugándose en los nudos
que enlazan nuestro abrazo,
de labios contra labios
en la boca ensimismada...
De piel contra piel,
donde néctares rezuman
en fragancias
y mieles...
¡Desbocándose
en susurros y jadeos!
y con los ojos puros,
arrinconándote,
amarrándote en dulzura...
Acaso sueña
tu frente limpia
un festival de jardines
a nuestros pasos lentos,
mano sobre mano firmes
aferradas
hacia el confín de nuestro andar
maduradas
al sabor de lo feliz.
Y te brindas
con las gráciles curvas
de tu cuerpo
de tus senos
adelantándose a mi piel
donde laten
en profundas vibraciones
exultantes y abisales
cuando es sembrada
una vez más,
con goces,
los goces,
en ese altar
de la pasión.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas