No siempre es así.
Digo acaso, porque, el humano suele tener la tendencia, no de fluir, sino de intentar saltar más allá de su ombligo, y esforzarse tras el viento de lo vano, en donde, en lo íntimo del seno familiar, se avienta a la fragua, y se elevan las presiones; el halar hacia aquí y hacia allá a las voluntades de unos y otros, pisoteando las libertades, para convertirse, lo que debiera ser un regocijo, en cargas de amarguras de diferentes niveles de peso...
Y uno de los errores estriba, en que casi siempre hay uno, o dos, o tres, que quieren imponer las cosas a su manera; alguien con la batuta auto-asignada, y que en su afán arbitrario desafina el concierto...
Un adornito de más o de menos puede llegar a ser calamitoso. O si un turrón que falta, o si una bebida, o si un horario, o si un viaje...
Y aquello de: ¿con quien vas a pasar las fiestas?...
Que si en la casa de tu novia, o si en lo de tu tía o con el gato, o con el loro... Que si vas allá, entonces yo aquí, y etc, etc.
Supongamos que hasta esto sea divertido (ponle), y entonces... disfrutemos... Acaso.
Autor: Juan Carlos Luis Rojas