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jueves, 3 de octubre de 2024

La serpiente y el hacha

     El relato "La serpiente y el hacha", extraído del libro "El niño, el muro... y la libertad", es una narración que fusiona vivencias cotidianas con una tensión dramática creciente, donde el protagonista se enfrenta a una peligrosa serpiente. 
     A través de un lenguaje que alterna entre el tono relajado de una carta y la inmediatez de una experiencia vivida, el texto permite una profunda inmersión en el estado emocional del personaje. 

     A continuación, se desglosan algunos de los principales elementos que conforman el relato. 

 1. El Contexto y la necesidad de comunicación 
 · 
     El relato comienza con el deseo del niño de compartir una experiencia. La referencia a la necesidad de comunicarse puede interpretarse como un deseo de conexión emocional, posiblemente producto de la soledad o el aislamiento. 
     La escritura, aunque no es su medio preferido, se convierte en un vehículo para exteriorizar una experiencia que lo marcó profundamente. · La carta, escrita a su hermana, crea una intimidad inmediata, haciendo que el lector también participe en ese vínculo fraternal. Además, el hecho de que mencione al “alemán” (posiblemente una figura de autoridad) crea un contraste con la libertad momentánea que el protagonista siente al estar sin supervisión, lo que refuerza la importancia de esta pequeña aventura. 

2. El paisaje como reflejo emocional · 

     A lo largo del relato, la naturaleza desempeña un papel crucial. El caminito de lajas, el mandiocal, y los sonidos naturales, como el suave "seseo" del viento en las hojas de mandioca, dan lugar a una atmósfera tranquila y casi bucólica al inicio. Estos detalles subrayan el aprecio del niño por los pequeños momentos de paz en medio de un entorno que, sin embargo, esconde peligros. · 

     A medida que la acción avanza, la naturaleza se vuelve un entorno cada vez más hostil, representado por la serpiente y el ambiente cargado de tensión. La calma inicial es interrumpida por el miedo de los animales, reflejo de la amenaza que acecha. 

3. La serpiente como símbolo del miedo · 

     La serpiente cascabel es el antagonista del relato, pero su presencia no es solo física, sino simbólica. Representa el miedo, tanto el miedo tangible que el niño siente en el momento como el miedo latente que permanece en su mente, al punto de que la serpiente vuelve a aparecer en sus sueños. · 
     La lucha del niño con la serpiente también puede interpretarse como un rito de paso o prueba de valentía. El hecho de que recurra a su experiencia pasada con su abuelo para recordar cómo enfrentarse a este tipo de animales sugiere una conexión con la tradición familiar y una forma de enfrentar sus propios temores. 

4. La transición del tiempo verbal y el proceso emocional · 

     Un detalle notable es cómo la narración cambia de pasado a presente conforme el niño revive la experiencia mientras la relata. Este recurso refleja cómo lo ocurrido sigue estando muy presente en su mente y cómo, a pesar de estar contando los hechos después de que sucedieron, vuelve a sentir la misma adrenalina y el mismo miedo. · 
     Este cambio de tiempo verbal también enfatiza la intensidad del momento vivido, creando una sensación de inmediatez en el lector, que acompaña al protagonista en su lucha contra la serpiente. 

5. La búsqueda de un arma: El hacha y la ansiedad · 

     La búsqueda de un arma para enfrentarse a la serpiente pone en evidencia la vulnerabilidad del protagonista. El hacha, a diferencia de un machete que habría sido más adecuado, es vista con desconfianza por el niño. Esta herramienta, diseñada para cortar árboles, parece poco efectiva para luchar contra un animal ágil y peligroso como una serpiente. · 
     Este momento refleja un conflicto interno entre el miedo y la necesidad de actuar. El niño se encuentra atrapado entre su deseo de proteger el espacio y los animales que le rodean y su propia inseguridad frente al peligro. La manera en que sacude el hacha para calmar sus nervios muestra cómo el miedo comienza a dominarlo, aunque también es un símbolo de su determinación por enfrentar la amenaza, a pesar de no sentirse completamente preparado. 

6. La escena cumbre: El enfrentamiento · 

     El clímax del relato ocurre cuando el niño finalmente se enfrenta a la serpiente. La imagen de la serpiente enroscándose y poniendo su cabeza en el centro de su cuerpo representa la concentración máxima de peligro, y la decisión de atacar no solo refleja la valentía del protagonista, sino también su desesperación. · 
     La escena de la serpiente escapando después del ataque fallido es, en cierto modo, anticlimática, lo que sugiere que algunas batallas no se ganan del todo. El protagonista queda frustrado, lo que añade una capa de realismo: no siempre hay una resolución clara en los momentos de conflicto, y a veces el miedo persiste, incluso después de haber actuado. 

7. El salto: La audacia y el miedo · 

     El salto que el protagonista realiza sobre el cerco, casi de forma inconsciente, añade un toque de humor involuntario. La referencia a la "audacia y la fuerza de la cobardía" es un momento revelador, ya que el miedo puede empujar a las personas a realizar actos que no habrían considerado en circunstancias normales. Este salto refleja cómo la adrenalina del miedo puede impulsar acciones extremas, pero también lo humaniza, mostrando cómo a pesar de su valentía, el niño sigue siendo vulnerable y tiene sus propios límites. · 
     El hecho de que, al final, no haya ninguna evidencia clara de la victoria (el hacha solo tiene tierra húmeda) refuerza la incertidumbre del enfrentamiento. La serpiente parece haber escapado, dejando al niño con una sensación de frustración y, al mismo tiempo, alivio de haber sobrevivido. 

8. La persistencia del miedo en los sueños · 

     El relato concluye con el niño mencionando que sueña con la persecución de la serpiente, lo que refuerza la idea de que el miedo, aunque reprimido en el plano consciente, sigue manifestándose en su subconsciente. 
     La serpiente, como representación del peligro no resuelto, permanece con él, un recordatorio de que no todas las batallas tienen una resolución definitiva. · 
     Al mencionar que no contará nada al "alemán", se puede inferir que el niño no quiere mostrarse vulnerable ante una figura de autoridad, prefiriendo guardarse la experiencia para sí mismo y compartirla solo con su hermana, en un espacio de confianza. 

     Conclusión "La serpiente y el hacha" es un relato que, bajo su apariencia de una simple anécdota, explora temas profundos como el miedo, la valentía, la vulnerabilidad y la necesidad de conexión. A través de la experiencia del protagonista, el lector es invitado a reflexionar sobre la naturaleza del miedo, no solo como una respuesta a una amenaza externa, sino como una fuerza interna que puede persistir incluso después de haber enfrentado el peligro. El relato también ofrece un vistazo a la psicología del personaje, mostrando su lucha entre el impulso de actuar y las limitaciones impuestas por su propio miedo.





jueves, 5 de septiembre de 2024

Hacia donde todos nos vamos… Jubilación

Dada la coyuntura crítica (de lo que pretendo tratar (entre otro/as): 

     El tema de los ingresos, la situación económica de los jubilados; voy a intentar una mínima argumentación desde diversas perspectivas: jurídica, filosófica, social, y de sentido común. 

 1. Desde lo jurídico 

      En el ámbito jurídico, la Constitución y las leyes de la mayoría de los países establecen derechos fundamentales para los ciudadanos, entre los cuales se encuentran el derecho a la seguridad social y una pensión digna en la vejez, la cual debe estar responsablemente financiada, bien cuidado sus fondos y eficientizada su recaudación. El derecho a una jubilación justa y adecuada está consagrado en instrumentos internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (artículo 22 y 25) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (artículo 9), que reconocen el derecho de toda persona a la seguridad social y a un nivel de vida adecuado para su bienestar. 
     
      Los jubilados que han aportado durante su vida laboral han cumplido con su parte del contrato social, lo que crea una obligación legal por parte del Estado de garantizar que sus pensiones les permitan vivir con dignidad. 
     La insuficiencia de los ingresos de los jubilados podría ser vista como una violación de este derecho, lo que exige una reforma que garantice que las pensiones sean justas y suficientes. 

 2. Desde lo filosófico 

     Desde una perspectiva filosófica, se puede argumentar que la justicia distributiva exige que las personas reciban beneficios proporcionales a sus contribuciones a la sociedad. Aquellos que han trabajado durante años, contribuyendo al bienestar social y económico, merecen una compensación adecuada en su retiro. Este principio está enraizado en las ideas de filósofos como John Rawls, quien argumenta que las instituciones sociales deben estar organizadas de manera que se beneficie a todos los miembros de la sociedad, especialmente a los menos aventajados. 

     El principio de reciprocidad también es relevante: quienes han dado mucho a la sociedad en forma de trabajo y contribuciones merecen recibir a cambio un nivel de vida que refleje esa contribución. Negarles este derecho es moralmente incorrecto y va en contra de los principios de equidad y justicia. 

 3. Desde lo social 

     Socialmente, es fundamental reconocer que los jubilados representan una parte significativa de la población, y su bienestar tiene un impacto directo en el tejido social. Mejorar los ingresos de los jubilados no solo beneficia a los individuos, sino también a la sociedad en su conjunto. Los jubilados con ingresos adecuados pueden mantenerse activos en sus comunidades, apoyar a sus familias, y contribuir al desarrollo económico local. Además, el envejecimiento de la población es un fenómeno global. Las políticas que mejoren las pensiones son esenciales para prevenir la pobreza en la vejez, reducir la desigualdad y promover la cohesión social. La falta de ingresos adecuados para los jubilados puede generar tensiones sociales, aumentar la dependencia de programas de asistencia social y afectar negativamente la calidad de vida en general. 

 4. Desde el sentido común 

     Finalmente, desde una perspectiva de sentido común, es evidente que quienes han trabajado durante toda su vida merecen disfrutar de una vejez tranquila y digna. No tiene lógica ni es justo que aquellos que han contribuido al sistema de pensiones, muchas veces durante décadas, no reciban suficientes recursos para cubrir sus necesidades básicas en su jubilación. Además, una pensión insuficiente puede llevar a problemas de salud y bienestar, que eventualmente generarán mayores costos para el sistema de salud pública. 
     Es más eficiente y justo garantizar desde el principio una pensión adecuada que cubrir los costos sociales y económicos de la pobreza en la vejez. 
     Finalmente la necesidad de mejorar los ingresos de los jubilados, especialmente aquellos que han aportado suficientemente, es un imperativo desde las perspectivas jurídica, filosófica, social y de sentido común. Hacerlo no solo cumple con obligaciones legales y morales, sino que también promueve la justicia, el bienestar social y la eficiencia económica. 

 Ni mendicidad ni caridad 

     Para abordar la cuestión de los ingresos de los jubilados de manera justa y digna, es esencial razonar que las pensiones no deben ser vistas como un acto de caridad o asistencia, sino como un derecho adquirido, fruto de años de trabajo y contribución al sistema de seguridad social. Además, es fundamental establecer mecanismos legales rigurosos que penalicen severamente a aquellos que malversan o gestionan negligentemente los fondos de jubilación. 

Veamos algunos puntos: 

 1. Dignidad y derechos de los jubilados: Ingresos justos y correspondientes 

     Los ingresos de los jubilados deben reflejar un reconocimiento a su esfuerzo y contribución a la sociedad durante su vida laboral. Considerar las pensiones como un acto de caridad degrada la dignidad de los jubilados, quienes han cumplido con su parte del contrato social al trabajar y contribuir al sistema. 

 Fundamentos jurídicos y filosóficos Derechos adquiridos: 

     Como ya hemos considerado, la pensión es un derecho adquirido, no una dádiva. Los jubilados, al haber aportado durante su vida laboral, tienen un derecho legítimo y exigible a recibir una pensión justa que les permita vivir con dignidad. Este derecho está protegido tanto por las leyes nacionales como por tratados internacionales de derechos humanos. 

Justicia distributiva: 

     Filosóficamente, siguiendo los principios de justicia distributiva, quienes han contribuido de manera sustancial al desarrollo económico y social del país merecen recibir una compensación adecuada en su jubilación. Tratar los ingresos de los jubilados como un simple "subsidio" es incompatible con los principios de equidad y justicia. 

 2. Evitar la mendicidad: Un Imperativo moral y social 

     La sociedad tiene una responsabilidad moral de garantizar que los jubilados no se vean obligados a vivir en la pobreza o la mendicidad. Las pensiones deben ser suficientes para cubrir las necesidades básicas de los jubilados, permitiéndoles vivir con dignidad y autonomía. 

 Implicaciones sociales, cohesión social: 

     Una sociedad que trata a sus jubilados con justicia fortalece la cohesión social. Los ingresos adecuados para los jubilados permiten que mantengan su independencia y sigan contribuyendo a sus comunidades de manera activa, en lugar de convertirse en una carga para la sociedad. 

Impacto económico: 

     Los jubilados con ingresos suficientes también pueden contribuir a la economía local mediante el consumo de bienes y servicios. Esto crea un ciclo positivo que beneficia a la economía en general. 

 3. Penalización de la malversación y la negligencia en la gestión de fondos de jubilación 

     Para proteger los derechos de los jubilados, es fundamental que la ley establezca sanciones severas para quienes malversen o gestionen negligentemente los fondos de jubilación. Los fondos de pensiones son un recurso vital que debe ser administrado con la mayor responsabilidad y transparencia. 

 Necesidad de una ley específica, penalización de la malversación: 

     Se debe establecer una ley que tipifique como delito grave la malversación de los fondos de jubilación. Las penas deben ser proporcionalmente severas, incluyendo la inhabilitación para ocupar cargos públicos, multas significativas y, en casos graves, penas de prisión. 

Negligencia en la gestión: 

     Además, la negligencia en la administración de estos fondos, que ponga en riesgo la seguridad financiera de los jubilados, debe ser considerada un acto criminal. Esto incluye no solo la corrupción, sino también la falta de diligencia o la gestión incompetente que resulte en pérdidas para los fondos de jubilación. 

Responsabilidad y transparencia, auditorías y supervisión: 

     La ley debe incluir mecanismos para asegurar la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de los fondos de jubilación. 
     Auditorías regulares y una supervisión estricta por parte de organismos independientes son esenciales para prevenir tanto la malversación como la mala gestión. 

Protección de los jubilados: 

     Las sanciones no solo deben ser disuasorias, sino también deben contemplar medidas de reparación para los jubilados en caso de que se compruebe la malversación o negligencia. Esto podría incluir la recuperación de fondos y la compensación a las víctimas. 

 4. Sentido común y justicia 

     Desde una perspectiva de sentido común, es obvio que quienes han trabajado toda su vida y han aportado al sistema merecen vivir con dignidad en su vejez. Además, garantizar la integridad de los fondos de jubilación no solo es justo, sino que es crucial para la estabilidad social y la confianza en las instituciones públicas. 

     Entonces, mejorar los ingresos de los jubilados, tratándolos con la dignidad y el respeto que merecen, es una obligación moral, social y legal. Al mismo tiempo, es esencial que se establezcan leyes estrictas que penalicen a los funcionarios o individuos que malversen o gestionen negligentemente los fondos de jubilación. Estas acciones combinadas garantizarán que los jubilados reciban lo que justamente les corresponde, fortaleciendo así la justicia y la cohesión social. 

 Autor: Juan Carlos Luis Rojas