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jueves, 30 de junio de 2016

Entre luz y sombra

Ver en vos
más allá de la luz,
más allá de las formas y colores...
Lo des-lumbrante.
Allá detrás,
por debajo,
y en las sombras
donde brota la poesía...
Allí donde suman y rezuman
los misterios...
Aquí veo sin embargo,
siento,
siento en mis dedos,
sobre tu piel,
el cálido asiento de tu collar...
Digo modestamente
cálido...
Ese colgante
que liberarse quiere,
y desde la orla sobre tu cuello
intenta subir a tus valles,
hacia las dunas,
para asumir victorias en sus domos...
Dunas
¡lunas asomando
tras la cordillera misteriosa
de tu ser!...
El lunar,
celoso guardián de tus labios...
¡Labios!...
¿Que artista lo diseñó
con la inspiración de lo sensual?...
Sutiles ellos,
hermoseando,
como fino escabel,
a la cruz vivaz
de tu rostro.
¡Cuánto dirán tus misterios,
cuántos susurros tus labios!
Murmurios en el fondo de tu alma
donde yo
te escucho sinfonías...
o una tormenta de gritos
silentes
en tu boca,
sazonada mies
en la maduración del panal...
Hay caminos en ello
sorteando desiertos
entre amaneceres y ocasos,
entre el maná de tu vida...
Pero defino que tu boca
es sello azul de la tristeza,
o el sabor de la alegría,
que apetece
lo que quiere recibir
lo que puede dar
¡lo que habría de darme!
Más allá,
de sí mismo.

domingo, 12 de junio de 2016

El beso aquel


Y poner el sello en tus labios
quisiera y acaso pudiese...
cuando mi boca bebiese de su cáliz
y donde mi lengua entendiera,
del sabor de luz y dulzura en su cántaro...
Que en un movimientos de ríos
unifiquen
sus sales
victoriosas
y cual sauce
el movimiento alear
de tu cabellera vertida
acaricien las aguas libadas
que sobre arrobada piel...
¡allí van en deleite!
¡Adormecerme!
en tu rostro dormido...
en tus ojos
a media luz del ensueño.
Acaso sentir de tu pecho
sus tibios domos lunares,
de tu cordillera,
estallando en el mío.
Y qué dira
aquel fondo
misteriosos
de tu mirada
donde un anhelo anida
y donde un deseo vehemente
atiza
de hermosa esplendencia
su luz.
Como niña que espías
tu ventanita en azul
donde desbordan tus ojos
sonrientes de asombros
y de luz incipiente
de piel que nace al amor.
Así es
que se arraciman tus labios
se arrebujan en sus comisuras
inquietos
esperando,
esperando,
el beso aquel
que nunca llegó.