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lunes, 20 de agosto de 2018

Es cierto


Los cristales están rotos
donde no se ven
    las palabras ciegas
        de mi corazón hundido.

Y aunque no creas
    esto es cierto...
esto del amor y el tambor añicos...
Y es cierto que llueve
    sobre estos cristales
        aunque no llueva.

Puedes enterarte además/
    que mi mente no teje fantasmas
que es cierto aquello del sentimiento/
que callan los truenos por dentro/
...Que pongo escaleras
    sólo para alcanzarte.

Hasta aquí domino el silencio...
   para que vivas...
        ¡Por Dios, nada menos!

Compruebo que es cierto...
Es cierto esto de la muerte lenta
    donde entre nubosas agonías
        las preguntas borbotean.

...¡Para qué mis versos
    si no cantan en tu pecho!
Para qué
    la  luz/    del poema/
        si no alumbra el verdadero.
Para qué...
Para qué mi siembra de colores
    en las paredes...
cuando no sé     si van tus ojos
    a donde mi amor te habla.

No.
No es juego.
Son ciertas las preguntas
    como esto que se clava en el pecho
        sin sangrar la piel.

Bueno...
Como cierto es
esta lluvia buena del desahogo
que ahora sí
    moja paredes y vidrieras...
y también mi rostro.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas


lunes, 16 de julio de 2018

Lapsus discordante

Una mancha inoportuna cae

    sobre la agenda crítica de los sueños.
Rayo fulminante del miedo
    que asalta    sutilmente
        desde el fondo oscuro de la intemperancia
    desmembrando carne y espíritu
         cuando el desconcierto apaga
              el fuego rectilíneo de las venas.

En el confuso bosque se pierde
    el caníbal sediento del deseo.
Las ligaduras de las manos se cortan/
de las sienes abruptas/
de las sombras.

Sólo el amor
    apacigua la furia de cielos contenidos.
Tiembla el vellocino de oro
    sobre el torso fuerte de los dioses.

Tiembla la ternura
que no puede volcar las caricias de sus labios.
Tiembla el amor
cuando su sino cae
    en el hoyo tramposo de la duda.

Fluvial aluvión se quema/
    denso/
        en las paredes de los túneles cansados.
Sin embargo se fertiliza el barro/
decanta/
sobre tronera de tiempos florecientes.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas