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martes, 6 de noviembre de 2018

Atavio de la noche


Te pienso
y canta mi pensamiento...

¡Que noches tan bellas
son las noches que te cobijan!

Noches que me dan alas...
susurros
caricias de brisa calma...

Alas con que vuelo
sobre columnas
de olas espumantes...
Caricias de sus brillos
que me anticipan
el dulce cantar de tus manos
haciéndo cielo
sobre las mías...

Esa noche que te posee
con sus encajes
de lujuriosas diademas,
con su cetro firme
correspondidos a la pasión
en el reino hospitalario
de Eros,
donde mi ego transita...

Allí tu falda luce
con lustres y geometrías
ciñendo tus muslos,
tus formas,
rincones de los altares,
en curvas diseñadas
de cóncavos y convexos,
en hidalguía de la hermosura.

Las cintas de raso...
de lazos relucientes
que te rodean
acarician,
ciñen, bellos domos
y tus dorsales...
alegorías son
de mis anhelos
rodando
en el vórtice azulado
de las tormentas.

¡Qué me dirán tus sueños
lejana fuente!...
Tus sueños que conozco
en su piel desnuda.
Tus sueños que intuyo
desde esos vientos
de mar y contramar
que nos azotan...

¿Tendrá acaso
algo más para decir...
una pequeña voz
lanzada
hacia esta yerma desolación
que de tanto saberte
amenaza su siembra
de un nuevo florecer?

Voy a traerte
en el amanecer de mis versos
sobre el atavío de la noche
en la cúspide floreciente
de la boreal aurora
donde tangible llegas
aquí
sobre la luz con que te miro,
aquí
alborotando espacios
sobre mi pecho,
cuando a mi boca,
dulcemente,
la silencias con tus besos.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

lunes, 20 de agosto de 2018

Es cierto


Los cristales están rotos
donde no se ven
    las palabras ciegas
        de mi corazón hundido.

Y aunque no creas
    esto es cierto...
esto del amor y el tambor añicos...
Y es cierto que llueve
    sobre estos cristales
        aunque no llueva.

Puedes enterarte además/
    que mi mente no teje fantasmas
que es cierto aquello del sentimiento/
que callan los truenos por dentro/
...Que pongo escaleras
    sólo para alcanzarte.

Hasta aquí domino el silencio...
   para que vivas...
        ¡Por Dios, nada menos!

Compruebo que es cierto...
Es cierto esto de la muerte lenta
    donde entre nubosas agonías
        las preguntas borbotean.

...¡Para qué mis versos
    si no cantan en tu pecho!
Para qué
    la  luz/    del poema/
        si no alumbra el verdadero.
Para qué...
Para qué mi siembra de colores
    en las paredes...
cuando no sé     si van tus ojos
    a donde mi amor te habla.

No.
No es juego.
Son ciertas las preguntas
    como esto que se clava en el pecho
        sin sangrar la piel.

Bueno...
Como cierto es
esta lluvia buena del desahogo
que ahora sí
    moja paredes y vidrieras...
y también mi rostro.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas


sábado, 8 de julio de 2017

Herramientas

Herramientas

Esfuerzo y creatividad,  deben ser siempre, herramientas en nuestras manos.

El tesón debajo

Muchas veces podemos ver el efecto de la virtud humana produciendo brillantes resultados; como una nave que cumple con su función normal de despegue, y a partir de allí el vuelo inalterable... Pero cuando otros ven, lo fácil que parece, el despegue de esa nave hacia el cielo, no siempre piensan o imaginan todo el tesón invertido, y la energía ardiendo en los crisoles, desde la hora primera... Así el humano.

No siempre podemos juzgar los logros y éxitos de otros, como adquisiciones gratuitas. No les aplica a todos alguna metodología de lo fácil.
No se cosecha si no se siembra. Y la siembra implica, preparación, sacrificios y riesgos.

Tampoco podemos juzgar, unívocamente al revés, porque como dice, Eclesiastés 9:11 :
"Regresé para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos. "
https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=tesón+

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

martes, 11 de octubre de 2016

De bendiciones y maldiciones

Otra vez Haití
Y... lamentablemente, sobre llovido mojado...
Poco o mucho, y desde cualquier lugar, siempre se podrá influir positivamente, bien apalancado, o no...
Señores... Al margen del principio de "siembra y cosecha" (recoges lo que siembras), mas, salvo algún "privilegio especial", algunas cosas me dan a opinar que, vivimos aleatoriamente según los caprichos de historias, eventos y circunstancias, (naturales o sociales)...
El hombre puede generar su independencia y recursos, con ciertas diferencias... fácilmente para algunos ¿?, a duras penas para otros, e imposible para muchos,... ¡muchísimos!
Es por esta razón que suelo tener cuidado en usar ciertos vocablos, y sólo lo hago (según cómo aplica y según el interlocutor) y quizás por tacto, educación, respeto y sana convivencia.
Sin embargo, tengo cierto prurito en hacerlo cuando estaría determinando un juício...
Desde ya no suelo usar, por ejemplo, la palabra "bendición", en algunas de sus variantes. No tengo problema, en cambio, de hacerlo como expresión de deseo.
No me gusta decir (en realidad me inquieta), que tal o cual persona a sido bendecida por tal y cuales logros o bonanzas... Me parece injusto hacerlo. ¿Por qué?...
Creo simple la respuesta: Es porque en ese caso, iría implícito, que otros no han sido bendecidos,... sino que por el contrario, fueron maldecidos...
Es que en mi corta o larga vida, he visto mucho. Y entre esas vivencias he discernido que mucha gente buena (y luchadora de buena fe), a caido "sin misericordia" bajo el peso y daño del mal; cuando otros, a todas luces inmerecidos (pudiera decirse en el común), han sido favorecidos radicalmente...
Es cierto, volviendo al principio de siembra y siega, podríamos "aseverar" aquel dicho que dice: que el que mal anda, mal acaba, ¿?... Sin embargo, mientras tanto, en ese lapso liberado (que bien podría ser toda la vida), ´qué habrá reinado? ¿la justicia o la injusticia con su gesto burlón y cruel?
Este mismo principio que señalo: la condición aleatoria en el vivir, podría sustentarlo, me parece, con aquellas mismas palabras del un "libro de la fe", que también incluye los vocablos que tratamos, y que dice:
"Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos." ECLESIASTÉS 9:11 (Biblia).
Cabe entonces, para mí, que es por nobleza, y con ella, que hay que aventurarse por la vida. Y que ciertamente hay leyes universales de las cuales no podemos liberarnos, al margen de bendiciones y maldiciones; y que la cosa puede andar mejor si abundamos en solidaridad, y todos empujamos a que el sistema pueda estructurarse en ese sentido, porque entonces, (hablando de manera"egoísta"), sería por el bien de todos. Estaríamos haciendo que las cosas sucedan sin esperar que caiga maná del cielo.
Aunque sea poco o mucho, desde nuestro punto de vista lo que se pueda hacer, siempre será algo de la fuerza que mueva al mundo, y podría influir de alguna manera sobre grandes o pequeños dramas de nuestro entorno o de más allá...



domingo, 14 de agosto de 2016

Confín

¡Ay, del que observa
a la belleza,
aquella que siembra
su condición de ser
del derecho y del revés!

Es belleza lo que derramas
desde la lumbre inquietante
de tus ojos...
¿Una visita de luz acaso
llegando al centro
de mi corazón en gozo?...

¡Tu belleza no amenaza!...
Directamente
atraviesa mi ser
con su propio paraíso
germinando en mi desierto...
Es así0
el manantial que bebo...
de tus lejanías
que me cercan, 
y acercan
en la ventura del latir...
del batir de estas ondas
que me llegan
en suspiros de alas
desde tu boca pequeña
agrandándose en el beso...
desde tu piel
perfumando la mía
en ósmosis cálida y etérea
que envuelve a mi pensamiento
desde todas tus bahías y confines,
sustentado de ternuras.

Tu ceño
liso de impiedades
se apoyan en mi frente
en preludio grato,
pasional,
del beso inexorable...
Y mientras, ¡cantan!...
cantan las formas,
la curvas que danzan,
en el fuego
del sueño
del amor
sin distancia
ni de cielos
ni de mares...
Sin confín de lo posible.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas