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lunes, 6 de agosto de 2018

Desde el cénit

Esta piedra rugosa donde camino...

Estas olas que mi proa embiste...
Este furioso viento Norte
    que arroja espumas sobre mi pecho...
sólo elementos son,
de formas que se mecen,
de grava estremecida,
   arena y lodazal...
Cimental geografía donde transita
   el sino misterioso en que navego.

No hay más poder
   en cada quien,
que el centro donde gravita.
Batallar de microcosmos
en la esfera construida de elipsis
en el vibrar de espines
protones
neutrones
en el centro grave del espíritu.

Sazona la sal en cada sal
y en el brillo de su albur
refleja al sol desprevenido.

¡Cuánto más habrá
de mi ceniza
en el cuenco matricial
donde renazco!

Si de chispas breves
multiplicada va la lumbre
es así que desde el cénit
de fotones invisibles
el corazón del sueño
y la razón
 alimentados.

Desde el cénit
se adiestra a la semilla
en esas banderas ocultas del amor
que encolumna esta marcha,
formación de redobles y mandobles,
sólo vistas en paisaje vigoroso
y de tal discernimiento,
único,
a la luz correspondida.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas


jueves, 10 de noviembre de 2016

Distracción

Activo en mis pasos...
y veo que rondas
por allí
en esos patios etéreos...
y haces siluetas
piruetas de golondrina,
trazando aire festivo
en mi pensamiento.
Distracción vital en mis ojos.
Distracción
como esencia del camino...

Dejo de verte porque te miro,
te observo.
Y me invitas a un frente a frente
sobre la mesa...
y es saborear lo servido
con aderezos de magia
con el cruce de luz
en las miradas,
fulgurante chispa
de amar.

Sé que vibran tus sentidos
desde la punta de tus dedos
aunque te vayas
y yo regrese en la insistencia...
ingrávida, ave azul,
que mis auras
rozas
con tus alas,
y pasas...
pasas...
en ese constante
incierto regreso,
por un vértice voluble
del horizonte.

Lentes ultradireccionales
son mis ojos
hacia tu estrella
y su vuelo de cometa/
mi pecho aspira
el aliento de su vuelo.

Sincronizar nuestros suspiros
pudiese
el ritmo de nuestros latidos,
para aventurar
una música de la ternura
una melodía del amor...

Distracción,
donde frente a frente
bebemos el regocijo,
mientras cantan nuestras manos
sobre las cuerdas de las caricias
al abrigo
de santa llamarada,
que purifica nuestro andar.

Una melodía dulce suena...
que tiene trinos y murmurios de manantiales...
y tiene la fuerza de ritmos ancestrales
como la sangre fluyendo
desde tiempos inasibles,
conecta a nuestros cuerpos
en vivaces armonías,
tremolando en el aire sutil
de los suspiros.

Un vaivén de fuego acompasa,
donde toda flama es entrega
al pedestal de la caricias,
al sentir del ensueño,
al hacer del amor
en lo profundo de los besos,
que solazan en instantes
de placentera eternidad.
Allí quedan los resquicios
donde se avivan
los anhelos fervientes,
tuyos y míos,
donde manan
de aquello que inspira
el elixir latente
en nuestros poros
que estallan
en los orgasmos benditos
de la aurora.


Autor: Juan Carlos Luis Rojas