Todo es uno.
Hay un hilo conductor que relaciona a las partes con un todo.
Pero las partes deben hallar una consciencia del Todo...
Un poco de aquí y de allá.
Sabroso el crepitar de las brasas fogosas de la pasión, y más cuando urge el viento acelerado del tiempo, que hace arder y consumir esto como sedienta fragua en el taller del amor, con su magia y pasión...
Alejado ya en tiempo y distancia, habrá de verse también, lo bello de beber la vida saboreando, poco a poco, y no beberla toda, de un solo sorbo...
Juan Carlos Luis Rojas
Nuevamente la eterna confusión de amor con pasión...
La persona que ama , ama siempre o no, indistintamente de las circunstancias, pero ello no quiere decir que tenga que estar apegado a alguien. Es más, a veces el amor pudiera requerir distanciamiento...
El enamoramiento es lo que puede contener pasiones y apegos...
No necesariamente una discusión da fin al amor, ni a la pasión, ni al enamoramiento, sin embargo, sí puede haber desgaste, si ello es habitual y se torna cansador. Entonces se produce la ruptura.
Cuando entra el razonamiento o el sentido práctico de las cosas y alguien concluye que la relación no va, entonces... adiós,... aunque la ruptura produzca dolor, aunque haya habido enamoramiento, amor, o lo que fuere.
Juan C. L. Rojas
Los álamos destilan su savia
cuando pasas...
cuando ante ellos,
entre el aire rozas tu cuerpo...
Calidez rara de bronce es tu piel
que dibuja sus tiernos senderos
en estas tierras
donde alguien te canta lejano.
Verde lumbre
sonríen tus ojos
y me hieren dulcemente
si me atengo
a su clara faz
de lago transparente.
No sé que busca mi alma
cuando se adentra en la tuya...
No sé qué festiva visión
imaginan mis sueños..
Sólo te miro...
Como aletargando mis días,
mis horas,
mi muerte...
Y la poesía es quererte
que es lo mismo que soñar
que resulta tangible el vivir...
¿Será que me invades con tu ser
de ángel y demonio,
por decirlo así,
para este pensamiento
de bardo y romancero...
y es por eso
que pierdo la voz
que desorbita acaso
de mundos racionales?
Se que sentirás,
tantas veces,
a las alas del rocío
insufladas de azahares...
y querrás beberla
de una sola inspiración...
Cobrarás consciencia
que tus ojos hondos
estallan felices,
en el brillo misterioso
de esa oscuridad
donde sueñas...
Debes saberlo entonces,
que sólo es mi pecho
que te envuelve,
que te cubre
cual un raro universo
de anhelos fervientes
que en la fuente palpitante
se acrisola...
Tu boca pequeña
y voluptuosa
se abre,
deliciosa y susurrante
en el ávido beso...
¡Amalgama es!
de formas concurrentes,
de cóncavos y convexos
recurrentes
que hienden,
succionan,
transitan,
bajo las auras
de tu piel,
de la mía...
Sedientas,
suben
bajan
por montes
y manantiales
consumiendo
en un sin fin
los más caros deleites
abriéndose
a la libertad
de aire
de fuego
de pasión y simiente.
En tranquilo vuelo
te ven partir golondrina
dominando airosa
el lustroso plumaje/
engañando de calma
a los ojos extraño.
Mas alguien sabe golondrina
que partes con el alma vibrante/
que llevas en el instinto
anhelantes sueños/
que bajo el falso sosiego
arde/
una furtiva pasión.
Hay alguien que sabe/
de la flor sangrante
que oculta tu pecho
y que un poco de tu alma dejas
en el corazón
que heriste de amor...
Los ojos
/pequeña avecilla/
no saben de engaños
no esconden tristezas/
Sobreviven/
en el tenue brillo
de una pequeña esperanza/
Un milagro esperan/
que el tiempo divino
habrá de parir.
Así sueña
aquel que conoce el susurro/
tu trémulo canto/
quien se mezcló con tus fibras
y vibró en tus alas/
tus alas de amor.
Los álamos destilan su savia
cuando pasas...
cuando ante ellos, entre el aire roza tu cuerpo...
Calidez rara de bronce es tu piel
que dibuja sus tiernos senderos
en estas tierras
donde alguien te canta lejano.
Verde lumbre
sonríen tus ojos
y me hieren dulcemente
si me atengo
a su clara faz
de lago transparente.
No sé que busca mi alma
cuando se adentra en la tuya...
No sé qué festiva visión
imaginan mis sueños..
Sólo te miro...
Como aletargando mis días,
mis horas,
mi muerte...
Y la poesía es quererte
que es lo mismo que soñar
que resulta tangible el vivir...
¿Será que me invades con tu ser
de ángel y demonio,
por decirlo así,
para este pensamiento
de bardo y romancero...
y es por eso
que pierdo la voz
que desorbita acaso
de mundos racionales?
Se que sentirás,
tantas veces,
a las alas del rocío
insufladas de azahares...
y querrás beberla
de una sola inspiración...
Cobrarás consciencia
que tus ojos hondos
estallan felices,
en el brillo misterioso
de esa oscuridad
donde sueñas...
Debes saberlo entonces,
que sólo es mi pecho
que te envuelve,
que te cubre
cual un raro universo
de anhelos fervientes
que en la fuente palpitante
se acrisola...
Tu boca pequeña
y voluptuosa
se abre,
deliciosa y susurrante
en el ávido beso...
¡Amalgama es!
de formas concurrentes,
de cóncavos y convexos
recurrentes
que hienden,
succionan,
transitan,
bajo las auras
de tu piel,
de la mía...
Sedientas,
suben
bajan
por montes
y manantiales
consumiendo
en un sin fin
los más caros deleites
abriéndose
a la libertad
de aire
de fuego
de pasión y simiente.
¡Que noches tan bellas han de ser las noches que te cobijan!
Noches que me dan alas... susurros caricias de brisa calma...
Alas con que vuelo sobre columnas de olas espumantes... Caricias de sus brillos que me anticipan el dulce cantar de tus manos haciéndo cielo sobre las mías...
Esa noche que te posee con sus encajes de lujuriosas diademas, con su cetro firme correspondidos a la pasión en el reino hospitalario de Eros, donde mi ego transita...
Allí tu falda luce con lustres y geometrías ciñendo tus muslos, tus formas, rincones de los altares, en curvas diseñadas de cóncavos y convexos, en hidalguía de la hermosura.
Las cintas de raso... de lazos relucientes que te rodean acarician, ciñen, bellos domos y tus dorsales... alegorías son de mis anhelos rodando en el vórtice azulado de las tormentas.
¡Qué me dirán tus sueños lejana fuente!... Tus sueños que conozco en su piel desnuda. Tus sueños que intuyo desde esos vientos de mar y contramar que nos azotan...
¿Tendrá acaso algo más para decir... una pequeña voz lanzada hacia esta yerma desolación que de tanto saberte amenaza su siembra de un nuevo florecer?
Voy a traerte en el amanecer de mis versos sobre el atavío de la noche en la cúspide floreciente de la boreal aurora donde tangible llegas aquí sobre la luz con que te miro, aquí alborotando espacios sobre mi pecho, cuando a mi boca, dulcemente, la silencias con tus besos.
¡Dulce!
¡Lánguida en ofrenda!
es tu espera
de alma entera
abierta y despejada...
Abierta de ternuras
de tus sueños contenida...
Despejada de temores
en los brazos del amor.
Lazos que llamas,
llamas de anhelos,
que amas con el fuego,
el ardor en el sosiego
sofrenado en las caricias...
en la primera mirada,
cómplice,
profunda,
tierna,
junto al esperado beso
que ferviente de caricias va
conjugándose en los nudos
que enlazan nuestro abrazo,
de labios contra labios
en la boca ensimismada...
De piel contra piel,
donde néctares rezuman
en fragancias
y mieles...
¡Desbocándose
en susurros y jadeos!
y con los ojos puros,
arrinconándote,
amarrándote en dulzura...
Acaso sueña
tu frente limpia
un festival de jardines
a nuestros pasos lentos,
mano sobre mano firmes
aferradas
hacia el confín de nuestro andar
maduradas
al sabor de lo feliz.
Y te brindas
con las gráciles curvas
de tu cuerpo
de tus senos
adelantándose a mi piel
donde laten
en profundas vibraciones
exultantes y abisales
cuando es sembrada
una vez más,
con goces,
los goces,
en ese altar
de la pasión.
Inútil sofrenar,
que de mirarte
se desboque un galopar... en mi pecho. Es que me rebasas con tus ojos que envuelven con su luz la paloma asustada de mi ser...
Tu sonrisa tibia
modulando va
esa mirada tierna
de mar
en temblor vivo,
humedad
y rumor
en el suspiro
hendiéndose en mi
desde su capullo
deseable de libar.
De los labios
que tenue y suave
aspiran
alientos y suspiros
pétalos de rosas son
para mimarme en su perfume.
Es sino de su sino
desflorarlo en besos
que al ser amado
tornen aún
más hermosos
latiendo
en rojo punzó
su pasión de ser..
el gozo de amar.
A la sazón,
el despliegue de la flor,
abriendo sus pétalos al aire, ¡desliéndose generosa! en perfumados sabores, en el grave vigor de sus pigmentos... Y así te presentas alumbrándote en mis ojos complacidos en el vértigo del asombro.
Y ya pronto
va mi espíritu
donde se aprestan
abeja y néctar
a libar zumo a zumo
los dulzores
que calando van
en tu mirada,
y en la revelación
de sino esplendente
la sinuosidad,
el signo de tus pechos
y del mio suspirante.
Caigo bendecido
en el regazo de tu luz
quieta y expectante,
de torbellinos y silencios,
de candores,
gestándose en tus labios
y en la ansiedad de tu boca,
en la avidez de la mía.
Caigo en el sonido
que tus ojos me susurran
sin mezquindades
en su humedad continente
y su brillo que resuena
en el diapasón
de mi temblor,
en los cauces
de mi sangre
que en
níveo
riego
cae
en esa
comunión bendita
de cuencas
y afluentes
rebasantes
de pasión,
natura,
y de amor.
Aunque canten pasión... pasión de amarte, de amarte en fuego... ¡suaves flamas son! brisas del viento gestando la hoguera.
...Son voces que se se hamacan en las curvas de la luz, que anidan en tu cuerpo, que tienen calor de piel, que tienen en sus playas la vehemencia de la lluvia y la lluvia desde mi ser.
Caminan entre ladrillos y en el brío de los zanjones, se pierden entre gramillas entre la vasta extensión de penas y de riquezas de pobrezas y alegrías.
Nadan en un confín rodante en la mar de los sonidos, en lo infinito de la nostalgia... Y a veces se pierden en tu senos en fruicción de poesía y travesura, esperando tus goces en cada letra, en cada centella de mis dedos navegando sobre tus auras.
Mis versos son aquellos de los que prescinde el mundo, los que se bastan con su son y ser en la veda de su rima, sin ton ni son de su ritmo, y sea que acaso suenen en las canciones del más quieto silencio en vos o en mi.
Antiguo arriero de peces, dorado río,
por tu camino de siglos bajando vas,
desde donde su farol enciende la luna hasta las islas frutales del litoral.
Sus soles tus lomos queman en el estío,
barrancas, islas y playas te ven pasar,
arriba lames las garras de ariscos pumas
abajo reflejas luces de la ciudad.
Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná.
Asoman en tus riberas como otros días
las bellas formas trigueñas del guaraní,
pero revive en el alma de los isleños
la raza vieja que otrora reinara allí.
Quien fuera, me dijo un día mirando el río,
como las aguas tranquilas del Paraná,
que no conservan las huellas de los navíos,
y así las penas del alma poder borrar.
Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná
(Polca canción)
Letra y Música: Edgar Romero Maciel - Albérico Mansilla
"Agua y sol del Paraná"
Por el rio Paraná,
aguas arriba navego.
El sol quema como fuego
en la siesta litoral.
Bordeando el camalotal:
pacu, surubí dorado
van navegando a mi lado
por el rio Paraná.
La canoa lenta va
hiriendo el pecho del río,
sauce triste, ceibo mío,
en sus orillas está.
Azul el jacarandá,
aromó sus ramas de oro,
derramando su tesoro,
sobre el río que se va.
El agua me ha de llevar;
nadie sabe hasta que puerto;
hay solo un destino cierto:
la pampa amarga del mar.
Viejo río Paraná:
aguas marrones y bravas
y en lo alto crestonadas
no terminan de silbar
Tristeza me da el ceibal,
sangrando sobre el verano:
si parecemos hermanos,
en el modo de llorar
Ya mi canción se me va,
aguas abajo del río,
mientras sigo mi destino
remontando el Paraná.
Rio arriba, rio va
contra la oscura corriente
agua y sol sobre mi frente
agua y sol del Paraná.
Letra: Miguel A. Brascó
Música: Ariel Ramírez
El jangadero
Río abajo voy llevando la jangada,
río abajo por el alto Paraná.
Es el peso de la sombra derrumbada,
que buscando el horizonte bajará.
Río abajo, río abajo, río abajo:
a flor de agua voy sangrando esta canción.
En el sueño de la vida y el trabajo
se me vuelve camalote el corazón
Jangadero, jangadero:
mi destino por el río es derivar
desde el fondo del obraje maderero,
con el anhelo del agua que se va.
Padre río, tus escamas de oro vivo
son la fiebre que me lleva más allá.
Voy detrás de tu horizonte fugitivo
y la sangre con el agua se me va
Banda, banda; sol y luna; cielo y agua:
espejismo que no acaba de pasar.
Piel de barro, fabulosa lampalagua:
me devora la pasión de navegar.
Jangadero, jangadero:
mi destino por el río es derivar
desde el fondo del obraje maderero,
conn el anhelo del agua que se va.
Letra: Jaime Dávalos
Música: Eduardo Falú
"El Paraná en una zamba"
Brazo de la luna que, bajo el sol,
el cielo y el agua rejuntará.
Hijo de las cumbres y de las selvas,
que extenso y dulce recibe el mar.
Sangra en tus riberas el ceibo en flor
y la pampa verde llega a beber
en tu cuerpo lacio, donde el verano
despeña toros de barro y miel.
Mojan las guitarras tu corazón,
que por los trigales ondulará.
Traen desde el Norte frutal la zamba
y a tus orillas la dejarán,
para que su voz, enamorada de la luz carnal,
arome tus mujeres, Paraná.
En campos de lino recobrarás
el cielo que buscas en la extensión.
Padre de las frutas y las maderas:
florece en deltas tu corazón.
Verde en el origen recorrerás,
turbio de trabajo la noche azul
y desde la luna, como un camino,
vendrá tu brillo quebrando luz.
Río Paraná:
Tu brisa fresca respirando yo estoy.
Y canto al verte, tal vez por suerte,
cruzando el puente Brazo Largo
Y al ver tus costas verdes
en un sin fin perderse,
sentir estoy deseando lo que
sienten tantos,
que tus márgenes habitan.
Cantaba al remar, en su canoa a
ritmo firme el pescador.
Que hurga en tu vientre, buscando suerte,
como ayer, mañana ó pasado.
Tal vez arrastre hasta la orilla,
la corriente,
esta canción que yo te canto
desde el puente.
Cuando me voy a la Provincia de Entre Ríos,
en canción te lo digo,
Paraná río querido.
Cantaba al remar,
en su canoa a ritmo firme el pescador.
Que hurga en tu vientre, buscando suerte,
como ayer, mañana ó pasado.
Tal vez arrastre hasta la orilla,
la corriente,
esta canción que yo te canto
desde el puente.
Cuando me voy a la Provincia de Entre Ríos,
en canción te lo digo,
Paraná río Argentino.
Río Paraná.
El río me dirá si aún existe
con su voz de cristal entre las flores
él me ha visto en sus aguas endiosadas
y ha borrado de mi piel la oscuridad.
Tan lejos estoy de estos
paisajes tan lejos de su amor y su bondad
que parece que es delirio mi deseo
de borrar esta niebla de orfandad.
Y volver de nuevo a aquellos días
a mi río, a mi selva montaraz,
caminar de nuevo entre las flores
en las costas del bravío Paraná.
Jorge Cafrune
Noches isleñas
Noche, ¡oh noche de luna bella!,
poblada por mil estrellas baña las aguas del Paraná.
Noche, ¡oh noche de dulce ensueño!,
que sos para el triste isleño fiel compañero en su soledad.
Noche, ¡oh noche que al alma hechiza!,
tu suave rumor de brisa tiene frescura de manantial.
Se eleva hacia el infinito un canto agreste y sentido:
un canto que ha florecido entre ceibos, sauces y flor de azahar.
Brilla el Paraná bajo su fulgor.
Noche de cristal; noche de ilusión.
Aguas que se van para no volver,
llevan con su andar mi hondo padecer.
Noche, ¡oh noche de luz y calma!
haz que ilumine mi alma la claridad de tu resplandor.
Noche, ¡oh noche de tenue encanto!,
no dejes que sea llanto lo que me impida ver tu esplendor.
Noche, ¡oh noche, que ya te alejas!,
escucha la triste queja, la voz doliente de mi ansiedad.
No dejes que se malogre el fruto de tanto empeño.
No olvides al pobre isleño que sufre y canta en el Paraná.
Brilla el Paraná bajo su fulgor.
Noche de cristal; noche de ilusión.
Aguas que se van para no volver,
llevan con su andar mi hondo padecer.
¡Noches. Noches isleñas!
Letra y Música: Pedro Sánchez
Acuarela del río
Un canilla poí una balsa, (Poí , del guaraní, flaco, fino)
una guaina, una flor en el río, (Guaina, chica, muchacha)
un paisaje de cielo
reflejan las aguas del gran Paraná.
Más allá, un camalote va flotando
hacia la orilla que arbolada de sauces
Nos invita a soñar...
Acuarela del río que pintas de luces
mi dulce romance.
En el mundo no hay marco más divino
y bello para nuestro amor, son su sol,
Con sus fúlgidos matices
con su brisa perfumada
en mágico arrebol
de un lento atardecer...
A la deriva el bote va
con mi amada por el río.
Meciéndonos con su vaivén
que acompasa nuestro amor.
Y apoyada en mi hombro
me musita al oído
mientras beso sus manos
completan mi dicha
aromas de azahar.
Acuarela del río (Litoraleña)
Letra y Música: Abel Montes
Que tu tarde
desde mis ojos vaya avanzando
hacia el sombreado de la noche... esa noche donde tu soledad se adentra aquietada en mi donde silente memoras cuando relumbran nuestras manos en la luz de sus caricias...
Sigo caminando
desde mi sueño
desde este azul tranquilo
inmerso
de celestes brisas...
Recuerdos que conjugan,
crepúsculos y auroras,
donde los amaneceres ruedan
sobre la fusión multiforme
de nuestros cuerpos
y sábanas cómplices
que huyen desentendidas...
Mientras
la noche
a caldeado su silencio
en las estrellas
y resume en su rocío
gota a gota
sorbo a sorbo,
para decantar
su esencia
en cantares y gritos
en el gozo del amor,
esa ávida sed
de la pasión más bella
de todas las pasiones.
En esta mañana que de suavidad pasos lentos tiene... y calidez de tenue brisa que consuela estos remansos que ya en la sangre amenazan con remolinos...
Sofrenada la ansiedad
con fiereza
de racional firmeza,
en la militancia simple
y especial,
el sino de vivir...
Transito las calles rotas
como esos rumbos
de andar sobre peñascos...
Geografías
de montañas y valles,
y desiertos,
donde siempre
algún hospitalario oasis
habrá de ser,
supremo resfuerzo
y aceptada paz.
Y no es que esté muerto de sed,
¡sé vivir con ella!
y sé combatir sin puños.
Sé andar
sobre troncos movedizos
del agreste vergel.
He navegado estanques
de otros mundos,
he vadeado esteros y cañadas
donde serpientes
huyeron de mis pies.
Me he acompañado de cantos,
y de vibrantes cuerdas,
de canoras sinfonías
en la selva umbría.
¡Vivo!
Por que acaso me vale.
Porque estoy.
Porque soy.
Y puedo ver en lo alto
soles y estrellas.
Y puedo ver mis pies...
que si se detienen,
ágiles andan mis sueños.
Domingo y mediodía
avanzan
resonando en sus trajines,
avidez que pasan
lo que en mi ya fue.
Vivo y muero,
que vivir es al fin...
arrastrando en el pecho
los brillos estelares,
anhelantes,
en la modulación
de sus sonrisas,
miradas,
y siembras de amor
que navegan raudas
en los confluidos torrentes
de la gozosa pasión.
Imagen de internet: https://josamotril.files.wordpress.com/2011/05/amantes.jpg La madrugada detiene su ser de luces y sombras para ser en el tiempo amante tumultuoso silencio y vorágine, rodando sobre tu ser, donde el vuelo del sueño ha descendido sobre el fuego, y la lumbre del amor... La noche ha derramado sus encantos misteriosos en cálido fluir de jadeos y susurros... en rebeldía de la pasión que vuela a ensayar la prueba en tu desafío y entrega... Es la pasión que espera, que sueña, el entalle de cóncavos y convexos que encienden las cálidas curvaturas en las auras hechizadas de tu piel y así ha sido, tu cuerpo, como la tierra devorando a la lluvia que ahora navega feliz en los suburbios alados de su sangre, para brillar, en su lumbre vivás donde nos recuerda que al fin es bello vivir. Autor: Juan Carlos Luis Rojas
En las venas de mi sien
/aletea/
el rito prolongado de nuestros ojos
ojos que vuelan
una vez tras otra
rayando en las caricias/
sublimando acentos
en las preguntas infinitas.
Túneles inquietos/ son los ojos/
túneles que se ensamblan
en cópulas de pasión
vertiginosas tímidas
dulces desesperadas.
Esta vaina oscura/
oscura de dichas/
oscura de cantos silenciosos/
oscura del amor
que discurre en las calles...
se abre a veces
/se rompe/
vertiendo del espíritu
irisada simiente.
La eternidad del dolor
escapando al bálsamo/
escapando a la sed de las heridas/
/escapando/
hacia la curación final de la nada.
Adolecer
que hierve adolescente
en el perpetuo tiempo
de las manos combativas/
/incansable/
candor-candente-del pecho...
luego discordias
entre aurículas y ventrículos.
Mientras tanto
azulino es el sol
que une a las almas
con la negrura del día
y no se encuentran/
no se abrazan
ni piel
ni aliento
ni suspiros.
La oscuridad nos baña
a plena luz del sol.
¿Cuándo caerá
su áspero pigmento
como nieve derretida?...
Cuando nuestros ojos sepan
reposar en otros ojos
cuando entibien nuestros besos
ajena frente
cuando el corazón hable
por fin
sobre el amor.
"Y el amor se empecina a veces, amarrado de melancolías, cultivado de obsesiones... y aprende a andar con ello al hombro, hasta acaso, algún día, comprender su trágico evento." Juan Carlos Luis Rojas martes, 22 de diciembre de 2015
Alas vehemente de pasión vuela mi sueño/ hacia un cielo de luz que nace verde corazón de alegre primavera. Amor altar etéreo donde en dulzuras o tristezas suele /irremisible/ ofrendarse la vida. Cóndor que vuela ingrávido escrutando las cumbres.
Alas de fuego. Sueño incomprensible de los sueños. Soledad de soledades.
En las alturas del alma golpea a veces el frío soplo de la tristeza. Nieve y viento sobre las palabras calladas. En la roca dura. En las blandas nubes.
Destello rasante/ embebido de dicha/ el amor pasa. En el cuerpo invisible del espíritu deja una estela/ Hálito benigno de luz que puede ser inasible.
¡Ah, cuando te mira el amor derrama de sus ojos la miel del espíritu! Y sus alas de cóndor / de paloma/ de fuego despiertan tesoros ocultos/ júbilos dormidos de voces secretas.
Abría septiembre
el dilatado campo de las fragancias y las luces.
El aire confesaba el amor de las flores
y la fuerza combatiente
de suspiros contenidos.
¡Y quién era yo para presentar batalla!...
¡Me rendía a lo bello
redimido del temor!
Quién era yo para juzgar
el sexo intempestivo en las esquinas/
o la precocidad ostentosa de las jóvenes...
¿Sabré, acaso, si ha de florecer
de las ruinas
lo silvestre inesperado?
Abierta sobre el cáliz
la rosa no espera/
no mezquina su candor
ni su perfume.
¡Y por eso los titanes sedientos de mi alma
se bebieron tu sangre/
con mi sangre!...
y devorado fue tu corazón
con el mío.
¡Oh, ciclópea del amor la pasión desbocada!
Galopó
hacia la rosa más íntima de tu ser/
y nací de nuevo
con la esperanza de tus ojos
con la rama perfumada de tu cuerpo.
¡Oh, verdor
que colorea y sacia
al hambriento otoño del espíritu y la carne!
¡Crepúsculo y aurora que se enlazan
con los ávidos brazos de los amantes!
...Sé que volverás
primavera de serptiembre
como vuelve la vida a los huertos.
Sé que volverá/
trayendo libertad bendecida
a la rosa fresca/
a la ignorada flor
en el jardín de los reyes.
Volverá lo sé
hecho dios del fuego y la ternura
con el cáliz servido
para el brindis real del amor.