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jueves, 9 de marzo de 2017

lunes, 20 de febrero de 2017

Nde juru mbyte

Nde juru mbyte (En medio de tu boca)

Tu boca es dulce como es tan dulce la uva madura
no la comparo por su dulzura ni con la miel
dentro de mi alma tú derramaste su gota pura
y desde entonces con desvaríos yo me quedé.

Para mi angustia comprendo ahora que aquella noche
de luna hermosa, en una fiesta te conocí,
porque al amarte con ansias locas, hasta en mis sueños
como despierto, deseo tu boca con frenesí.

Tu roja boca tan semejante a flor de rosa
mi sed ardiente con su rocío suelo apagar
y me revive con su perfume de mi congoja
porque de nuevo en esta vida pueda gozar.

Que todo el mundo hable y murmure, esto lo digo:
mi vida entera he de perderla detrás de ti,
hasta el infierno me queme el alma lo he decidido,
la miel gloriosa que hay en tu boca por conseguir.

Hallé en tu boca el dulce nido de mis amores
del cual yo llevo sobre mis labios la fresca miel
dichoso el hombre que por fortuna pueda libarla
o en cambio siento que nunca pueda ser para mí.

Y al ser llevado por mi destino hacia otras luces
también yo llevo dentro de mi alma de su sabor
y en mi frente con tu fragancia se han hecho cruces
aunque me olvide ya para siempre tu corazón.

Versión en español de Héctor Isaac.
Letra original, autor: Emiliano R. Fernández
Música: Mauricio Cardozo Ocampo

EN GUARANI:

Nde juru mbyte (En medio de tu boca)

Nde juru mbyte parral ajúicha he?ê asýva
ma?erâ voípa ni ku eiretére ñambojoja
hykueremínte che korasôme remondykýva
ha upe guivénte âkâvaípe kóicha apyta.

Che angaiparânte nipo ra?e ako pyharépe
jerokyhápe ñasaindymíme jajesape
aikohaguâma upe guivénte opa che képe
che paypeguáicha nde jurumínte ajerure.

Nde juru mbyte rosa potýpente ojoguaitéva
iñakynguépe omboguepáva yuhéi asy
ha hyakuâmíme che mba?asýgui che moingovéva
aiko haguâ ko mundo porâme avy?a jevy.

Toime oñe?êva, toime ipochýva: che ko ha?éma
nde rakykuéri añehundíta kuñataî
aña retâme achyryrýne che akâme oikéma
chéko amuñáta he?ê mbochýva nde jurumi.

Nde juru mbyte che mborayhúme ohaitypóva
kóina araháta ko che rembére ijeírakue
ovy?aiténe hese okambúva ambue yvypóra
la ambyasymíva nachemba?éita araka?eve.

Ha ahakuévo ku mombyrýma che rekoháre
kóina araháta che angapýpe he?ênguemi
ne ryakuângue katu ikurusúta ko che syváre
jepéro nde nderesaráimane chehegui.

Letra: Emiliano R. Fernández
Música: Mauricio Cardozo Ocampo

sábado, 12 de marzo de 2016

Dolor y esperanza

"Aunque en el mundo se vea la saña del dolor, aún más así, levantemos la vista de la esperanza para poder construir lo mejor"
http://remerofantasmal.blogspot.com.ar/search?q=esperanza

"Aunque en el mundo se vea la saña del dolor, aún más así, levantemos la vista de la esperanza para poder construir lo...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on sábado, 12 de marzo de 2016

lunes, 15 de enero de 2018

Delirio

Adolorida
de cósmicas vibraciones,
mi cabeza,
intenta oponer
su endeble resistencia.

Es un manojo
que asciende
en fluir
de cálidas corrientes...
ajustando
su telúrico rumor
en los vientos cenitales...
mientras dos vórtices
apoyan sus zancos
a cada lado,
de los azules
vértices,
en mis
sienes.

Es un vuelo fantasmal
que truena
en sus efluvios.
Arremolina en centrífugas
y centrípetas interacciones
de elementos que chocan...

¡Algo entregará
tal crisol
de sino incandescente!

El colisionador antiguo
de técnicas en vanguardia,
o de lentos fasajes
en humanidades
deficientes,
sostiene su corona
sobre el rudimentario
andamiaje del mundo
que adeuda
Tesla-manías,
acaso,
desde la escasa
poesía
del orbe
impreciso
y torpe.
https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=mundo

Autor: Juan C. L. Rojas

viernes, 26 de octubre de 2018

Soledades

Transito este congelado desierto que encadenan las centurias
donde a veces    /solo a veces/
    salta el chisporroteo de la luz intensa del alma
        /del líder que crucifican/
            ...que enmaderan/
    las siempre arrepentidas edades del barro.

Y portero de nubes soy...
Estas nubes que confluyen
    en el espacio de mis sombras.
Estas sombras que dibujan al hombre
    en su andar de esqueleto petrificado...
Esqueleto que cae al leve roce
    de esa hoja de otoño que sesga impávida
        la nevada sien de mi canción.

A pesar de la memoria canto/
    porque bebo el agua dulce de tus ojos/
Tus ojos que encarnan
    el fotón energizado de mis sueños/
        mi esperanza.

Es por eso que vivo.
Es por eso que anhelo tus manos
    para barrer de luz con tu amor/
        estos horizontes oscuros.

Navego este río abrazado a tu cintura/
y me haces ver/
los peñascos alados de verde
    en aquella ribera.
Litoraleña herencia me deja fluir
    manso o bravío    en este torrente.

¡Es a luz lenta que se construye la noche!
    en esta carpa rudimentaria/    convaleciente templo/
anegado santuario de esta colectiva conciencia
    desatinada y torpe del mundo.

¿Aguerrido me ves?
    ...comprende que es por tu corazón
        que es fuerte el mío/
...y si hay gloria en mi frente
    fue de tus manos
        que ha brotado el laurel.

¡Oh , cuánto ganaría el mundo
    si le hiciéramos perder
        sus profundas soledades!
Dame tus brazos entonces
    para marchar
        entre esta confusa contienda/
   y en este celo y deseo
        otros tal vez
            se unirán.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

https://todo-es-uno.blogspot.com/search?q=soledad

domingo, 2 de abril de 2017

Héroes

En este país, y en el mundo,  hay muchos héroes de lo cotidiano, que están en la vanguardia del día a día...
Pero hay también, héroes del "mangazo" y la victimización...
Y pensar que trato de hablar claro.
Juan C. L. Rojas
https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=mundo

martes, 13 de junio de 2017

¿Cómo nace un escritor?

La pregunta del título se refiere en especial, a la esencia del escritor, no al acto en sí de la escritura . Por lo tanto, no es motivo de consideración aquí, a lo que fuera falsa consumación, por el simple hecho de escribir; sino que me refiero, ajustadamente, a la conjunción de varias características, generales y particulares, que hacen a un ente complejo, al ser él, continente de ese concepto, un generador de obras determinadas obras escritas; material creado, que habrá de tener cualidades afines al arte de escribir.

Desde ya, entonces, siguiendo este lineamiento, no haría a un escritor el simple hecho de escribir. Muchos escriben (escribimos), pero no encajan (encajamos), en las características conceptuales que aquí pretendo tratar.

Una de las condiciones: La ductilidad del "material" como sujeto creador; ser total y sensible, Objeto y sujeto relumbrándose entre sí, para alumbrar la obra creada.
¿Tiene un determinado sujeto, el temperamento más apropiado para dicha actividad? ¿Tiene (no necesariamente en la estructura formal de la educación) tendencia hacia lo intelectual? ¿Tiene paciencia y perseverancia? ¿Es pasional en la paradoja de su acto reflexivo,... racional e imaginativo a la vez? Ironizando: ¿Tiene "madera", o es de madera?

Bueno, las cosas se pueden mejorar, aprender. Sin embargo, no tanto. Existe lo que se llama: la "semilla" o el "germen vocacional". Esto no se manifiesta de manera evidente, pero está por ahí, en el espíritu, quizás desde temprana edad. Esa vocación puede desenvolverse con curiosidad intensa, como una de sus manifestaciones. Curiosidad oculta o quizás inquisidora. Un niño pude mostrarse reflexivo, o dispuesto a las preguntas relevantes; interesarse por lo desconocido y también por lo que hace a las relaciones humanas. En cierto modo tener un hábito cuestionador, que apunta a buscar fundamentos, especialmente cuando aún no entró en el estadio donde ya es reconocida la incertidumbre y la ambiguedad como parte de la vida. Cuando aún no llego a discernir los diversos parámetros de la relatividad.

El inquisidor se manifiesta abiertamente a los demás, es dispuesto a las relaciones; en cambio el que oculta su curiosidad investiga por sí solo.
Quien se maneja más internamente, es profundo, pensador, reflexivo. Llegada la ocasión, estas cualidades darán particulares características al conjunto de su obra. Incluso influirán en la preferencia del género y los niveles de intensidad o de profundidad.

Cuando el ser, como ente pensante, y con estas condiciones en su espíritu e intelecto, llega a tomar conciencia que vivimos en un mundo semejante a un libro descompaginado, es allí donde, desde la plataforma de su mente, intentará buscar el ordenamiento de esas páginas, según su percepción.

Se dará cuenta que el trabajo es árduo y puede que lo crea imposible de lograrlo (lo cual no estará muy errado). Quizás concluya que tal empresa estará llena de incertidumbres. Puede darse cuenta además, que ese libro, no sólo está descompaginado, sino que también le faltan páginas de transición. Ve entonces la necesidad de reescribir y reordenar el pensamiento formal; cuestionar los sistemas, apoyar partes, rechazar otras.

La intensidad de ese anhelo de reconstruír lo empujará a ser partícipe, de alguna manera, en la corrección o reescritura de algunas de esas páginas, creándose así, un habitante no estático, no pasivo, en contribución a este, nuestro hogar, que es la Tierra. Se convierte en un ser proactivo hacia el Hombre mismo.

Según lo que haya incorporado en su crecimiento, su desarrollo de espíritu como potencial escritor, administrará una tendencia que se corresponderá en menor o mayor grado con lo que tendrá que ver de alguna manera con la justicia, y en la construcción de un nuevo humanismo. Es eso, lo atinente a todo artista.

Es aquí donde puede concatenarse con la fuerza del anhelo, la necesidad de transmitir las ideas o los sentimientos para plasmarse en el escrito, y en el género que apetezca a la formación de ese temperamento y ese intelecto.
Es una pulsión que en un momento estalla. Lo impele, lo impulsa a empezar a caminar gradualmente en la trama particular de su obra.

Es válido que esta apetencia pueda nacer con una necesidad de catarsis, debido al ideal inherente, pero producida por la presión externa, directamente proporcional a su sensibilidad. Es en este punto donde puede generarse un sentido de misión, que, dependiendo de su temperamento, será variable en su intensidad pasional.

Quizás, por cierto pudor, el escritor no se esclarecerá. Puede que ya en su adultez, la carga implícita de ser, haga un "clic"; quizás por algún sacudimiento profundo en su espíritu; es en la niñez, sin embargo, donde se habrá encendido la llama de la comunicación e interacción dialéctica con el mundo; bastaría conocer las circunstancias que han conformado sus vivencias para tener una idea de su gestación. Quizás se podría prever, hasta cierto grado, hacia dónde apuntará.

Hay entonces, en mi opinión, algunos pilares básicos en donde se apoyará la plataforma de ser escritor.

Actividad del pensamiento y creación de la voluntad. (Consideración reflexiva de la realidad; adquisición de las herramientas intelectuales, formales o de autodidacta; recursos que armarán su banco mental de trabajo). 

Temperamento. (Que lo llevará a "inmiscuirse" en su entorno, con el imperativo de influír para modificar la realidad).

- Concreción de su obra. (Esto dependerá de sus circunstancias, esfuerzos, disciplina y especialmente la intensidad de sus anhelos, lo que está acrisolándose en el cantón de las ideas y los sentimientos).

Además del esfuerzo, la inspiración, es ese "aire", energizante, misterioso y divino, el que nos empuja (en diversos temas de la existencia), a llevar oxígeno por las arterias multifilares que están ramificadas en la vida. Objetivo que coadyuvaría al arte verdadero.
                                                               
Autor: Juan C.L. Rojas

sábado, 21 de febrero de 2015

Asistencia a la marcha F18

19-2-15
Buena tarde de jueves a todos, familia, amigos...
...Fui a la ‪#‎marcha‬ ‪#‎F18‬, que a pesar de la lluvia estuvo espectacular, con un ejemplo de civismo, sin desórdenes ni violencias...
Ojalá los poderes de turno, (sean, políticos del poder ejecutivo, legislativo y judicial, o cualquiera), se pongan las barbas en remojo y se dispongan, a conducirse, ¡alguna vez!, sin soberbias, si fanatismos, y se limpien de corrupciones, y no pongan trabas a la justicia.
Ese es mi deseo, pero, lamentablemente, dada la necedad increíble que suele tener el ser humano, (recordemos que inteligencia, sólo inteligencia, no es sabiduría), mi esperanza tiene cierta desesperanza; a veces, (a veces), los "ideologismos", los sectarismos, partidismos, fundamentalismos, arrastran a esquemas cerrados donde la sabiduría no tiene cabida, entonces, la flexibilidad, la apertura mental, la posibilidad de ver al otro usando empatía se hace difícil.
Queda en cada uno de nosotros intentar levantar una pequeña luz al mundo.
Un abrazo desde Buenos Aires:

jueves, 21 de julio de 2016

Racionalidad de lo flexible

En esta mañana espero al acero para armar estructuras... Y me recuerdan a aquellas palabras: "No edifiques tu casa sobre la arena, sino busca la roca dura". Válido es.
Sin embargo, pienso, que no siempre es lo uno y/o lo otro, sino que es la racionalidad de lo flexible lo que hace perdurar las cosas valiosas del mundo.
Muy buen jueves para todos, amigos...

jueves, 22 de noviembre de 2018

Corrigiendo y reafirmando el rumbo

No se trata de dejarnos llevar por la corriente; a menos que  fuese necesario por una estrategia eventual.
No se trata de sólo fluir y dejarnos estar... Esto sería un concepto fatalista.
Debemos mejorar para nosotros mismos,  para los demás, para nuestro entorno, para el mundo; es necesario buscar lo óptimo de uno, sin desmayar.

Saltar hacia un estadio mejor, casi siempre implica presión-reacción.
Que no nos asuste una zona de incomodidad, o, hasta un momento dramático.
Suele ser desde allí donde más se crece, y no desde la zona de confort.
Sólo busquemos aguzar el ingenio buscando creatividad, y salgamos hacia adelante, victoriosos y con un mayor acervo de recursos en nuestro espíritu.
Juan Carlos Luis Rojas

https://todo-es-uno.blogspot.com/search?q=crecer

sábado, 6 de febrero de 2016

También es tu problema... Son tus problemas.

                                  Imagen de internet: http://www.treecreativity.com/2012/04/la-carta-de-la-tierra.html


A los hombres, al humano, muchas veces se les escapan la verdadera proporción de ciertas magnitudes, y no entienden la verdadera dimensión de muchos eventos, acaso hasta que les ocurra, en su propio ser y entorno próximo.

El hambre de su "prójimo", no lo entiende, menos sus causas,  secuelas y derivaciones...
Los desastres "naturales" les suele ser lejanos; sólo atiende su juego, sin aceptar que ese mismo juego, puede ser condición suficiente, para que las consecuencias recaigan sobre sus propias cabezas.

No entienden que la Tierra donde pisa es su hogar y el hogar de todos. Su consigna egoísta suele ser: No es mi problema.

Salvo algunos pocos, no saben , ni les interesa saber sobre teorías sustentables. Necesitan hacer sus casas, construir una ciudad, y sin miramientos cortan un árbol.

Hombre... Son tus problemas, y causas, y consecuencias,(no azares), lo que acaece en el mundo, y directa o indirectamente te alcanzará.

A cada instante es momento del ingenio creador, donde puedas construir, y no destruir.

Autor: Juan Carlos Luis Rojas





Buen sábado, buen fin de semana para todos, amigos..."También es tu problema..."A los hombres, al humano, muchas...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on sábado, 6 de febrero de 2016

jueves, 1 de junio de 2017

Apocalipsis

Apocalipsis

Algunas veces me atraviesa un pensamiento apocalíptico... Para nada humanista. Pero es viso de realidad, y lícita en la libre expresión.  Eso ocurre cuando el sentimiento se hace eco de lo que cada tanto desborda en el entorno inmediato o en el mundo; esa cierta malevolencia de la condición humana. ¿Sera por esa condición del Hombre que existe la muerte?... Sin embargo, ¡tantos inocentes son los que mueren!, mientras los inicuos de toda maldad pululan en rededor.
Juan C. L. Rojas
https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=condición+

viernes, 1 de septiembre de 2017

Anden de los sueños

El prisma de la ventana
    mece los colores de la luz/
La luz elige
    los sillares resplandecientes
        donde se impregna/
    la perfumada piel
de la pasión.

Es así que nuestros huesos
    saltean los peldaños de la angustia
porque se aviene
    el placer vivo de amar.

Los cristales esconden
    un murmullo de voces
        que susurran en la penumbra
            cuando acuña el aire/
        del amor/
    sus alas traviesas.

La prisa del mundo despega del andén
    pero nuestros sueños...
        ¡Oh, nuestros sueños!
    ¡En viaje de placer    van/
a ritmo loco/
    en el latir del corazón!

Autor: Juan Carlos Luis Rojas

domingo, 22 de noviembre de 2015

Sólo amar

Se que puedes 
soltar las cadenas y volar
si quitas los lazos del temor...
del miedo que construye el mal.
Si sólo amar fuese el fin
cuando pides y cuando das...
ya no sería entonces
imponer lo que piensas
sino compartir...
No estar en prisiones
ni tener prisioneros...
sino ser libres y liberar.
Amar, es voluntad de bien
que resulte en bien sentido.
Es no dar lugar
al odio ni a sus agobios,
es sólo amar.
Un mundo nuevo y bello
¡imagínalo!
No lo consigues
con demandas y guerras,
ni imponiendo religiones
ni siquiera ideales
ni aún
que obligues a amar...
Sólo amando de verdad
perdurará la tierra
que dará el pan
y la sombra protectora
a tus hijos...
¡eso dará aquí
un paraíso!
si comprendes
que todo,
es sólo amar.

Sólo amarSe que puedes soltar las cadenas y volarsi quitas los lazos del temor...del miedo que construye el...
Posted by Juan Carlos Luis Rojas on sábado, 23 de enero de 2016

sábado, 24 de septiembre de 2016

La inconfundible letra de Enrique Santos Discépolo

Tormenta

Aullando entre relámpagos,
perdido en la tormenta
de mi noche interminable, Dios,
busco tu nombre.
No quiero que tu rayo
me enceguezca en su fulgor
porque preciso luz para seguir...
Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir.
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala vive, Dios,
mejor que yo.
Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
cuál es el bien
del que vive en nombre tuyo
limpio, puro... para qué.
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre, Dios,
lo que ha besao,
el seguirte es dar ventaja
y el amarte, sucumbir
al mal.
No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune, Dios,
para besarte;
enséñame una flor
que haya nacido
del esfuerzo de seguirte, Dios,
para no odiar
al mundo que me desprecia
porque no aprendo a robar.
Entonces de rodilla en los guijarros
hecho sangre, moriré con vos.
¡Vení, Señor!
Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
cuál es el bien
del que vive en nombre tuyo
limpio, puro... para qué.
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre, Dios,
lo que ha besao,
el seguirte es dar ventaja
y el amarte, sucumbir
al mal.

Letra y música: Enrique Santos Discépolo


sábado, 19 de agosto de 2017

La maldad, la música, la poesía...


Decía Inmanuel Kant: "Donde hay música no puede haber mal"... (No estoy muy de acuerdo con mi amigo)... Y Aristóteles ensalzó a la poética en sus diversas formas y artes...
Y sí, la poesía, es, en sí mismo, esencia fundamental, subyacente y emergente de todo y del Todo. Es así que podríamos considerarlo superlativo; mas, se trata de hacerlo evidente desde su espíritu, mediante el privilegio del "determinado" poeta, quien es como herramienta y vehículo que define en arte esa esencia de la poesía; sin embargo, es "insondable el corazón del Hombre", dice un Libro (Biblia), y es así que, entonces, la maldad puede afectar lugares... y seres impensados...
¿Será tal vez, como dijo, Nietzsche?: "Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti."
Ironizando un poco, dijo Oscar Wilde: "Como mala persona soy un completo desastre. Hay montones de gente que afirman que no he hecho nada malo en toda mi vida. Por supuesto sólo se atreven a decirlo a mis espaldas."
Pero claro, la vida es una dialéctica inextricable... "El mal es vulgar y siempre humano, y duerme en nuestra cama y come en nuestra mesa." Dijo, Wystan Hugh Auden. Tan así, que a veces pueden ser, hasta nuestra madre, nuestro padre,  nuestros hijos. Más en unos que en otro...
Se me cruza en la mente algo de la trágica vida de Arthur Rimbaud... poeta y su poesía,  que desembocó luego en otras "licencias"...
Pero es bueno rescatar lugares, como este,  virtual, que nos atañe en este momento, donde existe la poesía de la amistad, que muchas veces es, hasta  más contundente y verdadera que en nuestra otra realidad paralela y supuestamente más tangible... y que siempre tengamos esta posibilidad de luchar y elevarnos en medio de un mundo avieso.

viernes, 5 de agosto de 2016

Permanecerá el amor


Aquietadas ahora
las ramas sacudidas
por el viento del día...
los momentos continentes...
sumatoria de instantes
en las raíces
de este árbol sediento...
Ahora un breve posar, reposar,
sobre la grama verde del tiempo
la que trunca los signos del otoño
suavizando su tristeza.

Un respiro de alas,
fragancias inspiradas,
tenue brisa de los segundos
y un suspiro
medido desde tus ojos...
y a seguir el vuelo
tras los nutrientes
con que tu corazón me besa.

Estallar un vano
que de por sí hueco
en la escalera del tiempo,
que lleno de siembras,
olvidadas...
esas que se deslizan ahora
por el aire remecido de la memoria,
emergiendo en nostalgias
desde sus brotes.

Y es un horizonte...
casi fantasmal el que aparece...
¡Tanto tiempo!
tanto viento
tantos pasos...
¡Tantos soles 
en la negrura de los días!...
Tanto dolor acrisolando el alma.
Tanto amor
que nunca pasa...
No pasará jamás,
aún
ante tanto odio 
en tanto mundo 
desmedido.

martes, 19 de julio de 2016

Compaginación


¿Sabían que el mundo es como un libro descompaginado?...Sus páginas, sus hojas están escritas; pero sueltas y sin orden, y bastante incoherentes.... 
Algunos creen que tienen la página correcta. Lo aseguran. Para luego chocar con la realidad de estar equivocados, y desubicada esa página en notable distancia.
Hay genios clarificados que a veces lo ordenan en relación de temáticas, y como en algunas ciencias y técnicas, logran cierta armonización y concatenación en algunos rubros, dando como resultado una cierta sinergia... Sin embargo, las más desordenadas y contradictorias suelen ser (paradógicamente), los estudios humanísticos... Y allí vamos enredados, y en marchas y contramarchas.

miércoles, 22 de agosto de 2018

La parcialidad subjetiva de la historia


En las formas de emitirse u omitirse  la historia, subyace y se devela entre lineas el egoísmo o soberbia de los pueblos; o al menos, de sus narradores.

El Hombre ha creado fronteras achicando su mundo; y también pretende, muchas veces, circunscribir como propias sus glorias, y limitar un ocultar el mérito que considera ajeno, y lo hace suyo propio, haciendo una suerte de discriminación nefasta. He ahí que nacen ultranacionalismos, patrioterismos.
Juan Carlos Luis Rojas

https://todo-es-uno.blogspot.com.ar/search?q=historia

viernes, 8 de agosto de 2014

Carroza de fuego - (Narrativa de Juan. C. L. Rojas)


La soledad, el aburrimiento; ver que todo el mundo se divertía mientras él estaba confinado entre esas murallas, le producía a veces intensas ganas de escapar. 
A la imperiosa necesidad de libertad se agregaba el fuego de la adolescencia, apremiándole, transmutándose en formas de travesuras y trasgresiones.  Recordó que era la última fecha de corsos y comparsas.
“De todos modos voy a ir”, pensó, “aunque se entere el gringo... es probable que algún vecino chismoso le cuente”. 

La sombra de la tarde caía sobre los naranjales; la quietud calurosa del día sumaba también al caldero de sus pensamientos.  -¡Iré de todos modos! –se dijo en voz alta reafirmando la decisión.  La fuerza del anhelo pudo más que el temor a las palizas y se preparó para viajar. A las nueve de la noche partiría el único micro hacia la capital correntina. Sin embargo, cuando se acercó a la salida, le sobrevino la duda consumiéndole minutos que no le sobraban.  -¡Maldito ruido del portón! –murmuró. “¡Es irremediable! ¡El doctor se va a enterar!”, pensó. Quedó paralizado.

La opresión implacable suele construir al miedo. Ese temor creaba en él la sensación de estar perseguido, pero su voluntad volvió a la carga; observó hacia un lado y el otro, se trepó al muro y saltó hacia la calle. La paranoia lo acompañó en la forma de muchos ojos que lo perseguían; pero avanzó deprisa, escapándose.  

“Almacén de ramos generales de Sáez y Cia.”, decía el letrero bien grande sobre la entrada del comercio. Un micro con el motor encendido, parado en la boca del galpón contiguo al negocio, le hizo acelerar el paso. Se dirigió a quien parecía ser el chofer, que esperaba fuera del transporte.
-¿Para ir a Corrientes, señor? -le preguntó. 
-¡Allá tenés que sacar pasaje, pibe! ¡Pero dale que nos vamos!
 –“Este se piensa que uno nace sabiendo”, pensó, mientras caminaba a sacar el pasaje. 
“Ya estoy en marcha, ¡deténganme si pueden!”, pensó, al tomar asiento. Su respiración y actitud denotaban sentido de logro. Ya no tenía la molestia de la indecisión rondándole en la mente; pero estaba aturdido, excitado en su alegría. No operaba en él otra cosa más intensa, que la fuerza de atracción por la libertad compeliéndolo entre las fibras del riesgo.  
-¡Pasajes! –se oyó en los asientos de adelante. 
Esa voz, elevada por sobre el murmullo de las conversaciones, cortó de manera abrupta sus pensamientos. Se puso lívido. Su palidez se enfrentó a la sonrisa burlona de quien avanzaba por el pasillo con un talonario en la mano.   
-¡Boletos!...¡Conque yendo de farra, eh! –le dijo el inspector, inclinándose sobre él mientras cotejaba los papeles. Atinó a esbozar una sonrisa tímida como respuesta, mientras pensaba: “¡Este chismoso metido! ¡Seguro que le va a contar al padre! ¡Ese viejo burlón, cuando se encuentre con el alemán!... ¡Se va a enterar!  Mientras pensaba esto, ya no veía a su interlocutor que aún estaba allí verificando el talón de pago, si no al panorama de su imaginación, donde se miraba a sí mismo, bailando al compás de las patadas y sopapos del alemán, propinadas como castigo por el paseo clandestino. La paranoia le hizo sentirse otra vez blanco de las miradas, pero dio un vistazo como al descuido y observó que había otras personas entre los pasajeros a quienes también conocía. Al verlos pensó: “Al fin de cuentas todos están ocupados en lo suyo”. Se recostó en el respaldo relajándose. 

Cuando llegaron no tuvo necesidad de preguntar la dirección del corsódromo; por las conversaciones que escuchó mientras viajaba, supo quiénes de los pasajeros se dirigían hacia allí y los siguió.  A medida que caminaba las pocas cuadras, los condimentos de la emoción dosificaban en su cuerpo la adrenalina que le hacía brillar los ojos y le daba un leve cosquilleo en el estómago. Música, serpentinas y luces acentuaban el clima de ambiente festivo; de algún lugar venían a mezclarse sonidos de percusión. Deprisa se metió entre la gente filtrándose hasta el centro más tumultuoso. Buscaba un lugar cómodo, donde pudiera ver; el apretujón le hacía transpirar y andar errático. Logro ubicarse, por fin, cerca de un grupo de chicos, tal vez por casualidad, o más bien porque sus ojos fueron arrastrados hacia allí con un imán poderoso, que doblegó totalmente sus miedos y pudores.

La niña (no tan niña por las curvas ostentosas y su modo de mirar) se contoneaba rítmica y delicadamente al son de la música. Toda su actitud era una inequívoca y graciosa invitación a lo sensual. 
-¿Y este deleite de mango maduro? –murmuró, mientras apuntaba sus ojos en el centro mismo de la mirada femenina que se desvió, luego de detenerse un instante en él. 
-¡Qué me importan las palizas! –murmuró otra vez-. ¡Todo lo que me habría perdido si no venía! 

La murga que inició el orden del desfile, aumentaba el sonido de parches y batientes al acercarse;  cada golpe de los tambores era también una excusa más para el acercamiento y el roce de los cuerpos.  Ahora la mirada de la niña volvía a él y entraba sin recato en el alma de sus ojos, en su sangre; dándole además la yapa de una sonrisa que inducía en sus deseos le interpretación de permisos inconfesables. 

-¡Tengo que acercarme un poco más! -se dijo, entre divertido y ansioso.  Volteretas de payasos ruidosos delante de la marcha, los distrajo por un momento del hechizo erótico. La comparsa, Copacabana, avanzaba con bailes y cánticos, entre brillos y luces, al compás de ritmos delirantes y estruendos, que cargaban molécula a molécula la libido adolescente. En lo alto de la carroza, la reina movía la hermosura de su cuerpo, vestida de tenues plumajes, al tiempo que parecía sonreírle a cada uno de los espectadores, de quienes se veía la respuesta en la excitación de sus ojos.  Pero Juancito Gómez, ya no dedicaba atención a esa belleza encumbrada en la sensual carroza de fuego, colmada de luces y ornamentos. Su generoso embeleso estaba allí, en la niña que cercana a él, no sólo le extraía sonrisas, sino también, le ponía burbujas en la sangre, susurros en los labios, que aunque no se escucharan con nitidez, ambos lo entendían.  Rozaron sus manos dos veces; a la tercera sensación de tibieza sobre su dorso, él tomó la de ella, mientras todo parecía moverse en la vorágine enloquecida. Ya no tenía noción de tiempo; sólo sentía instantes placenteros sucediéndose sin conciencia de transición.
“¿En qué momentos fue que la tomé de la cintura?”, pensaba embriagado de éxtasis, sonriente. La relación fluía sin esfuerzo, como el desenvolvimiento normal de la naturaleza. 
-¡Vamos! –leyó él en los labios de ella, que señalaba  la tarima donde se apoyaban sendos bafles.
Sin dejar de bailar, sin soltarse la mano, fueron desplazándose hacia ahí.
No tardaron los besos. Sin remordimientos se olvidaron del mundo.  Otra comparsa desfilaba ahora, entre serpentinas, espumas y matracas. Este grupo tenía más agilidad en el ritmo musical y el movimiento coreográfico. Mientras Copacabana se manifestaba en la suntuosidad de los atuendos y ornamentos, Ara Verá sobresalía en la belleza de las figuras del baile y de las jóvenes, enfundadas en su propia piel, con alguna escasa vestidura y brillos relucientes.  
Recostados en la tarima, él y la niña, vibraban acorde el sonar de los altavoces, pero también ellos estaban en sintonía y resonancia entre sí. El lenguaje de la mirada sugestiva de la niña otra vez actuó y Juancito Gómez entendió el favor de las circunstancias; ambos se sentaron a descansar (si vale como excusa), sobre una madera que unía las patas del mesón; pero eran ciegos espectadores del desfile; tal vez alguien lo era de sus besos.
Un hule misterioso, inesperado,  que cubría la parte libre de la tarima y que rozaba sus cabezas les llamó la atención.  
-Agarrá la tela con tu mano derecha  -le dijo él, al oído, mientras hacía lo mismo con su mano izquierda. Ella sonrió con ganas al darse cuenta de la picardía.
Fueron jalando el paño detrás de sus espaldas.  -Un poco más -le pidió él, y el hule tocó el piso. 
Algo continuaron hablando cada uno en el oído del otro, mientras la carroza de Ara Verá se acercaba lenta y monumental. Ambos se hallaban prestos y ansiosos, con su mano aún aferrando el orillo de la tela. Él observaba el desplazamiento de la sombra de la carroza; sombra que barría con lentitud al gentío en las primeras filas de las gradas; la gente embelesada dirigía sus ojos a lo alto de la muestra rodante, pero la atención de los jóvenes era algo simple: nada más que la ubicación de la carroza y su sombra al desplazarse, lo que ahora ya pasaba sobre y delante de ellos; y entonces con un sólo movimiento de sus brazos se ocultan; mientras una oscuridad barre el hule, y otra los cubre en su pequeño universo íntimo.  Rieron sólo unos instantes bajo la cubierta del pliego y los tablones; luego transformaron su risa en susurros, besos y caricias.
Se hallaban hundidos en el abismo del bullicio que ya no oían; solo sentían el placer en la paradójica comunión de jadeos y gemidos.   El camino sonoro de la noche fue perdiendo decibeles; fue menguando la intensidad de la algarabía; los ojos se alargaron en la despedida indeseable y golpeó el adiós impertinente a un momento juvenil sin preguntas y sin respuestas.
Ahora el regreso, con la soledad del pensamiento donde la niña aún permanecía en imagen, su cuerpo, sus ojos. 
Bocinazos insistentes le hicieron levantar la vista del suelo. Del Jeep, que en el medio de la calle aceleraba su partida, veía la efusividad de unas manos agitándose en una ventanilla; el saludo provenía de una silueta joven de mujer.  “¡El Jeep del intendente!” murmuró, mientras respondía al saludo.
“¡Es María!”, se convenció regodeándose entre incrédulo y regocijado.  Su amor inconfeso de séptimo grado, oculto en su corazón, la dueña de la mirada más hermosa, la que apoyaba el rostro en el pupitre sobre su brazo para mirarle desde una punta de la sala hasta el otro extremo donde se ubicaba él, ¡estuvo allí mismo, entre ese gentío, y no pudo verla! ¡Ahora va ahí, atrapada en el auto de su padre, el intendente de Paso de la Patria con quien trataba el alemán!

Su actitud oscilaba de regocijo a preocupación, de preocupación a regocijo. ¿Se enterará su tutor mediante esta nueva vía posible del chisme, acerca de  la travesura de haberse ido a Corrientes sin permiso?.  El viaje de regreso fue calmo y adormilado, pero con gran actividad de sus cavilaciones.  “¡Me saludó tan efusivamente!... ¿Será que me quiere?... Y yo jamás le dije lo que siento por ella, ¡qué bobo!... Pero esta... ¡qué regalo de carnaval!... Ofelia...  ¡Qué nombre, pero qué linda!...¡ni siquiera le pregunté la dirección!... Para qué, si nunca podríamos vernos. ¡Oh, Dios! ¡Qué es esto que se siente! ¿Gané?... ¿Perdí?... ¿Es placer o es angustia recordar? Otra vez el encierro, esperar... cuando sea no sé qué...”. 

Al llegar ya despuntaba el alba; entró sin recaudos ni temores. Presuroso acomodó todo en la casa, para que no muestre el aspecto de haber sido abandonada.   Pasada las ocho y media de la mañana, sonó una voz, llamando desde la vereda, frente al portón. 
-¡Juancito! ¡Abre!  Era el alemán; el doctor regresaba de su turno de trabajo en Isla del Cerrito.  Ese día transcurrió normal; en el siguiente se desencadenó lo que temía.  
A mitad de la mañana vio ingresar al intendente, acompañado del alemán, con unos papeles en la mano. Les oyó hablar acerca de la protección del hospital de Paso de la Patria por la peligrosa crecida del río. 
-¡Juancito, trae un asiento! -ordenó el doctor. El adolescente cumplió la orden y saludó inclinando la cabeza; seguido siempre de la atenta observación de su tutor. 
-¡Así que te fuiste a divertir anteanoche! –dijo ingenuamente el visitante con intención de entablar un diálogo con el joven, que demudó su rostro al instante. 
-¿Cómo? –preguntó el doctor, levantando de inmediato la cabeza con clara actitud de haber sido burlado. El adolescente ahora cambió su color, del pálido al rojo. 
-Nos vimos en el corzo... ¡bueno, el chico tiene que divertirse doctor! –dijo el intendente, tratando de enmendar el error involuntario de haberlo delatado. 
-¡¿Con el permiso de quién?! –vociferó el alemán, dando dos pasos hacia el chico. Este sintió un agudo dolor en el oído al ser jalado con fuerza desde el lóbulo de la oreja en una media vuelta alrededor de su verdugo. 
-¡O te enderezo, o te rompo! ¡Ya verás! –concluyó el alemán, dejando incertidumbre en cuanto a si concluyó, o no, el castigo.  

Lo que definitivamente no concluyó, era algo en lo profundo del espíritu o del alma del niño,  algo que tenía y faltaba al mismo tiempo.   La niña del corso no desaparecería de su mente pero ya no tendría cómo contactarse. Era una puerta más, de esas misteriosas, que se abren hacia el vacío. Vacío que quizás, algún día, signifique su libertad.


AUTOR: Juan Carlos Luis Rojas