Todo es uno.
Hay un hilo conductor que relaciona a las partes con un todo.
Pero las partes deben hallar una consciencia del Todo...
Un poco de aquí y de allá.
Aunque canten pasión... pasión de amarte, de amarte en fuego... ¡suaves flamas son! brisas del viento gestando la hoguera.
...Son voces que se se hamacan en las curvas de la luz, que anidan en tu cuerpo, que tienen calor de piel, que tienen en sus playas la vehemencia de la lluvia y la lluvia desde mi ser.
Caminan entre ladrillos y en el brío de los zanjones, se pierden entre gramillas entre la vasta extensión de penas y de riquezas de pobrezas y alegrías.
Nadan en un confín rodante en la mar de los sonidos, en lo infinito de la nostalgia... Y a veces se pierden en tu senos en fruicción de poesía y travesura, esperando tus goces en cada letra, en cada centella de mis dedos navegando sobre tus auras.
Mis versos son aquellos de los que prescinde el mundo, los que se bastan con su son y ser en la veda de su rima, sin ton ni son de su ritmo, y sea que acaso suenen en las canciones del más quieto silencio en vos o en mi.
Y el viento,
atravesando feliz
la cálida geografía de tu piel
me trae su aroma sutil
en la modulación victoriosa
de fresias y jazmines .
Ascendieron al cenit, mis ojos,
para buscar el punto perfecto
donde miran
apetecibles curvas del paisaje
montes arracimados de pétalos fragantes...
¡Oh, si pudiese abarcar
tu superficie!
palpitar arrebolado
donde el sol
ardiente
construye sus romances...
Contenme en tus senos
de montes estallando,
o en el arrullo
de tu mirada soñadora...
Detenme en tus alas
mariposa audaz,
asido a tu cintura van
mis brazos anhelantes,
de amores y pasiones,
en romances del sol.
Es un horizonte verde,
de arboledas que se pierden bajo el cielo azul.
Mientras pintan la mañana,
dos torcazas que se aman y descubres tú.
Un perfume a sol y a menta,
y casi sin darte cuenta te descalzas, y el rocío
te acaricia como un niño.
Aquel que fui paladeando miel,
cuando era feliz en Paso del rey.
Sobre tus tejados rojos, se deshacen los despojos de mi juventud.
Cielo de mi primavera,
cantarillo que aún esperas, truco, escoba y mus.
Vuelvo juventud temprana,
a tus grillos y a tus ranas, al amigo más querido,
al adolescente herido.
Aquel que fui, desvelándome,
por una mujer en Paso del Rey.
Quiero ver crecer el cardo,
rama a rama sobre el barro hasta abrirse en flor.
Y a horcajadas sobre un pino,
ver el fondo del camino y olvidar quién soy.
Aunque sea por un momento,
sólo por beber el viento, remontar el puente, el río,
ser la piel de lo que he sido.
Aquel que fui paladeando miel,
cuando era feliz en Paso del Rey.
En las venas de mi sien
/aletea/
el rito prolongado de nuestros ojos
ojos que vuelan
una vez tras otra
rayando en las caricias/
sublimando acentos
en las preguntas infinitas.
Túneles inquietos/ son los ojos/
túneles que se ensamblan
en cópulas de pasión
vertiginosas tímidas
dulces desesperadas.
Esta vaina oscura/
oscura de dichas/
oscura de cantos silenciosos/
oscura del amor
que discurre en las calles...
se abre a veces
/se rompe/
vertiendo del espíritu
irisada simiente.
La eternidad del dolor
escapando al bálsamo/
escapando a la sed de las heridas/
/escapando/
hacia la curación final de la nada.
Adolecer
que hierve adolescente
en el perpetuo tiempo
de las manos combativas/
/incansable/
candor-candente-del pecho...
luego discordias
entre aurículas y ventrículos.
Mientras tanto
azulino es el sol
que une a las almas
con la negrura del día
y no se encuentran/
no se abrazan
ni piel
ni aliento
ni suspiros.
La oscuridad nos baña
a plena luz del sol.
¿Cuándo caerá
su áspero pigmento
como nieve derretida?...
Cuando nuestros ojos sepan
reposar en otros ojos
cuando entibien nuestros besos
ajena frente
cuando el corazón hable
por fin
sobre el amor.
«Los resultados de estudios científicos recientes ponen de manifiesto la importancia del Protocolo de Montreal. Sin el Protocolo y los acuerdos conexos, los niveles atmosféricos de sustancias que agotan la capa de ozono podrían haber aumentado diez veces para 2050. La acción concertada ha evitado millones de casos de cáncer de la piel.»
Primero se trata de reconocer un problema para que exista la posibilidad de hallar soluciones. Es así como ha ocurrido con las acciones para reparar el agujero de la capa de ozono. Visto e investigado científicamente los daños que estaba causando la falla ocurrida en la capa de ozono, ha llevado a la preocupación mundial, y a la toma de conciencia de muchos, de tal manera que ello ha empujado a tomar la determinación de hacer algo. Surge así el PROTOCOLO DE MONTREAL, que ha sido considerado como un ejemplo excepcional de cooperación internacional. SIN EMBARGO SUELEN OCURRIR INCUMPLIMIENTOS sobre los cuales debemos tomar conciencia y exigir que se articulen las medidas necesarias para su cumplimiento efectivo. Seguidamente el enlace del MANUAL DEL PROTOCOLO DE MONTREAL. http://www.unep.ch/ozone/spanish/Publications/MP-Handbook-07-es.pdf Ojalá cada uno desde nuestro lugar, hagamos todo lo que podamos para curar y mejorar la sustentabilidad de nuestro planeta. Editor: Juan Carlos Luis Rojas
Pude llegar esta tarde
a mi rincón de bohemias deshiladas...
después de despedirte...
Luego de vorágines ardientes ¿verdad?
En los lazos de la pasión y del amor.
Suspiro ahora ensueños
de arpas y guaranias.
Respiro poemas/
y música que sublima los anhelos.
Siento tu voz diaria rondando mi sien/
invitándome a callar/
a silenciar el grito ardiente
que estalla en mi pecho.
¡Oh, ingenua y dulce!...
¿Le pides calma
al corazón que no sabe olvidarte?...
El va más allá de su sangre
y de nuestros cuerpos/
Más allá de las fronteras
de llamas y torrentes inflamados.
Oh, mujer
como a un niño, que no sueñe
no le pidas al poeta que no sienta.
Trituro mi nostalgia
cuando espera un milagro
la esperanza obsecada/
Pero... acopia incertidumbre mi pasión.
¿Recuerda tu cuerpo a mis brazos?
¿Me recuerdas murmurándote al oído
sintiendo tu corazón golpe a golpe
tu piel palmo a palmo, lo recuerdas?
Se enrojece la tarde
matizada de nubes azules.
La calidez de una brisa
trae fantasmas de ternura/
horas del disfrute/
cotidiano trajín aderezado en el amor...
¡Es allí donde supimos con certeza
de nuestro gozo subrepticio...
alumbrando en las penumbras.
Pude soñarte
una vez más esta noche
y arden mis ojos
vueltos a la suave grama que transitas
cuando la inquietud interroga de inmediato.
¿Dónde estarás
cuando buscando la primera luz
se abren las ventanas de mi ser?
¿Luz de quién
entonces
será tu rostro?
Y en esta mañana que te pienso/
cuando pretendo distraerme
en el desenredo del silencio/
en esta mañana de ausencia y lejanía
¿Qué sentirá tu piel
qué tus manos
añoradas de mis dedos?
El boceto de esta niebla de otoño
divaga entre el recuerdo....
y es así que me ilumina
...pero extraño sin embargo
la danza discreta de tu andar...
el fuego rítmico que encendemos/
La flor de tus labios conjugada en la sonrisa.
Veo tu luz
en las sombras de la luz
adentrándose en mi alma/
con su brillo/
y la elocuencia completa de tu mirar.
Suena el ventanal de mi balcón...
son los suspiros descubro
que se derrumban juguetones con el viento.
¿Volverás quizás a cultivar
al menos
los surcos de mi calma solapada?...
Sólo me responden
el misterio gris de esta niebla
y el viento sibilante
que atenaza a las paredes
¡Qué terco el sentimiento
que deja este mensaje
como un puente sublimado/
un puente que se extiende
hacia la otra orilla ansiada del regreso!
Oh, raro evento que jugando
te meces en mi pecho...
que, rubores de aurora se abren como rosas en este, mi anochecer.
Desde tu piel que sonroja
y matizas en fucsia atuendo
para hacer que las estrellas
paladeen tu hermosura.
Y acaso me mires
y completes el hechizo.
Y acaso murmures
y me digas tu sentir.
Que en un suspiro liberado
sueltes las alas de tu amor,
vuelo hermoso que no retengo,
y con esta dicha de mirarte
germine un brote hacia el alba
ya henchido el pecho, del amanecer.
Tus labios, que son sendas de la miel
se ajustan en la sonrisa de tus ojos
en la picardía vibrante de tus pechos...
¡Allí yacen, en la memoria de mi boca!
Donde tus rizos, trigo acariciante,
se deslizan en laderas de mis muslos
que no son los tuyos de ávida fortaleza,
bellas columnas en el templo de Eros,
devorando, sus naves y abadías
elevándome de gozos y victorias,
sien alerta y sensible de mi espíritu.
Imagen de internet: https://josamotril.files.wordpress.com/2011/05/amantes.jpg La madrugada detiene su ser de luces y sombras para ser en el tiempo amante tumultuoso silencio y vorágine, rodando sobre tu ser, donde el vuelo del sueño ha descendido sobre el fuego, y la lumbre del amor... La noche ha derramado sus encantos misteriosos en cálido fluir de jadeos y susurros... en rebeldía de la pasión que vuela a ensayar la prueba en tu desafío y entrega... Es la pasión que espera, que sueña, el entalle de cóncavos y convexos que encienden las cálidas curvaturas en las auras hechizadas de tu piel y así ha sido, tu cuerpo, como la tierra devorando a la lluvia que ahora navega feliz en los suburbios alados de su sangre, para brillar, en su lumbre vivás donde nos recuerda que al fin es bello vivir. Autor: Juan Carlos Luis Rojas
¡Que noches tan bellas han de ser las noches que te cobijan!
Noches que me dan alas... susurros caricias de brisa calma...
Alas con que vuelo sobre columnas de olas espumantes... Caricias de sus brillos que me anticipan el dulce cantar de tus manos haciéndo cielo sobre las mías...
Esa noche que te posee con sus encajes de lujuriosas diademas, con su cetro firme correspondidos a la pasión en el reino hospitalario de Eros, donde mi ego transita...
Allí tu falda luce con lustres y geometrías ciñendo tus muslos, tus formas, rincones de los altares, en curvas diseñadas de cóncavos y convexos, en hidalguía de la hermosura.
Las cintas de raso... de lazos relucientes que te rodean acarician, ciñen, bellos domos y tus dorsales... alegorías son de mis anhelos rodando en el vórtice azulado de las tormentas.
¡Qué me dirán tus sueños lejana fuente!... Tus sueños que conozco en su piel desnuda. Tus sueños que intuyo desde esos vientos de mar y contramar que nos azotan...
¿Tendrá acaso algo más para decir... una pequeña voz lanzada hacia esta yerma desolación que de tanto saberte amenaza su siembra de un nuevo florecer?
Voy a traerte en el amanecer de mis versos sobre el atavío de la noche en la cúspide floreciente de la boreal aurora donde tangible llegas aquí sobre la luz con que te miro, aquí alborotando espacios sobre mi pecho, cuando a mi boca, dulcemente, la silencias con tus besos.
Ha caído la luz del día
con su pregón de esperanzas
en ese lejano horizonte mientras te pienso.
Oh, temprana intermitencia
de una estrella
¿Tu mirar acaso?...
donde acrisolas mil soles
tras la sombra misteriosa
de tu ser.
Y es así,
que tu luz permanece
y enciende a la mía
con la magia de su flama...
y se derrama
en fluida lumbre
con mi ser,
con todo mi yo
donde me expando
sobre tu piel,
sobre tu pecho,
¡así!
fundido
vertiéndome
en tus valles
recorriendo,
bajando,
sobre las tibias
laderas de tus montes...
Adentrarme en los arroyos
en tus torrentes
hacia el canal mayor
de tus venas.
Sólo para vivir,
y que en mi vivas
anidando un susurro de voces
que alertan nuestros oídos
que palpitan
cabalgando al son
navegando
agitando ríos
hacia el súmun
donde se deleitan
los anchos mares
del amor
del sueño
que tangible
convierte el vivir.
¡Ay, del que observa a la belleza, aquella que siembra su condición de ser del derecho y del revés! Es belleza lo que derramas desde la lumbre inquietante de tus ojos... ¿Una visita de luz acaso llegando al centro de mi corazón en gozo?... ¡Tu belleza no amenaza!... Directamente atraviesa mi ser con su propio paraíso germinando en mi desierto... Es así0 el manantial que bebo... de tus lejanías que me cercan, y acercan en la ventura del latir... del batir de estas ondas que me llegan en suspiros de alas desde tu boca pequeña agrandándose en el beso... desde tu piel perfumando la mía en ósmosis cálida y etérea que envuelve a mi pensamiento desde todas tus bahías y confines, sustentado de ternuras. Tu ceño liso de impiedades se apoyan en mi frente en preludio grato, pasional, del beso inexorable... Y mientras, ¡cantan!... cantan las formas, la curvas que danzan, en el fuego del sueño del amor sin distancia ni de cielos ni de mares... Sin confín de lo posible. Autor: Juan Carlos Luis Rojas
Antiguo arriero de peces, dorado río,
por tu camino de siglos bajando vas,
desde donde su farol enciende la luna hasta las islas frutales del litoral.
Sus soles tus lomos queman en el estío,
barrancas, islas y playas te ven pasar,
arriba lames las garras de ariscos pumas
abajo reflejas luces de la ciudad.
Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná.
Asoman en tus riberas como otros días
las bellas formas trigueñas del guaraní,
pero revive en el alma de los isleños
la raza vieja que otrora reinara allí.
Quien fuera, me dijo un día mirando el río,
como las aguas tranquilas del Paraná,
que no conservan las huellas de los navíos,
y así las penas del alma poder borrar.
Canoas isleñas del Paraná,
quiero ser el agua por donde van,
irme cauce abajo, lluvia retornar,
y ser nuevamente río Paraná
(Polca canción)
Letra y Música: Edgar Romero Maciel - Albérico Mansilla
"Agua y sol del Paraná"
Por el rio Paraná,
aguas arriba navego.
El sol quema como fuego
en la siesta litoral.
Bordeando el camalotal:
pacu, surubí dorado
van navegando a mi lado
por el rio Paraná.
La canoa lenta va
hiriendo el pecho del río,
sauce triste, ceibo mío,
en sus orillas está.
Azul el jacarandá,
aromó sus ramas de oro,
derramando su tesoro,
sobre el río que se va.
El agua me ha de llevar;
nadie sabe hasta que puerto;
hay solo un destino cierto:
la pampa amarga del mar.
Viejo río Paraná:
aguas marrones y bravas
y en lo alto crestonadas
no terminan de silbar
Tristeza me da el ceibal,
sangrando sobre el verano:
si parecemos hermanos,
en el modo de llorar
Ya mi canción se me va,
aguas abajo del río,
mientras sigo mi destino
remontando el Paraná.
Rio arriba, rio va
contra la oscura corriente
agua y sol sobre mi frente
agua y sol del Paraná.
Letra: Miguel A. Brascó
Música: Ariel Ramírez
El jangadero
Río abajo voy llevando la jangada,
río abajo por el alto Paraná.
Es el peso de la sombra derrumbada,
que buscando el horizonte bajará.
Río abajo, río abajo, río abajo:
a flor de agua voy sangrando esta canción.
En el sueño de la vida y el trabajo
se me vuelve camalote el corazón
Jangadero, jangadero:
mi destino por el río es derivar
desde el fondo del obraje maderero,
con el anhelo del agua que se va.
Padre río, tus escamas de oro vivo
son la fiebre que me lleva más allá.
Voy detrás de tu horizonte fugitivo
y la sangre con el agua se me va
Banda, banda; sol y luna; cielo y agua:
espejismo que no acaba de pasar.
Piel de barro, fabulosa lampalagua:
me devora la pasión de navegar.
Jangadero, jangadero:
mi destino por el río es derivar
desde el fondo del obraje maderero,
conn el anhelo del agua que se va.
Letra: Jaime Dávalos
Música: Eduardo Falú
"El Paraná en una zamba"
Brazo de la luna que, bajo el sol,
el cielo y el agua rejuntará.
Hijo de las cumbres y de las selvas,
que extenso y dulce recibe el mar.
Sangra en tus riberas el ceibo en flor
y la pampa verde llega a beber
en tu cuerpo lacio, donde el verano
despeña toros de barro y miel.
Mojan las guitarras tu corazón,
que por los trigales ondulará.
Traen desde el Norte frutal la zamba
y a tus orillas la dejarán,
para que su voz, enamorada de la luz carnal,
arome tus mujeres, Paraná.
En campos de lino recobrarás
el cielo que buscas en la extensión.
Padre de las frutas y las maderas:
florece en deltas tu corazón.
Verde en el origen recorrerás,
turbio de trabajo la noche azul
y desde la luna, como un camino,
vendrá tu brillo quebrando luz.
Río Paraná:
Tu brisa fresca respirando yo estoy.
Y canto al verte, tal vez por suerte,
cruzando el puente Brazo Largo
Y al ver tus costas verdes
en un sin fin perderse,
sentir estoy deseando lo que
sienten tantos,
que tus márgenes habitan.
Cantaba al remar, en su canoa a
ritmo firme el pescador.
Que hurga en tu vientre, buscando suerte,
como ayer, mañana ó pasado.
Tal vez arrastre hasta la orilla,
la corriente,
esta canción que yo te canto
desde el puente.
Cuando me voy a la Provincia de Entre Ríos,
en canción te lo digo,
Paraná río querido.
Cantaba al remar,
en su canoa a ritmo firme el pescador.
Que hurga en tu vientre, buscando suerte,
como ayer, mañana ó pasado.
Tal vez arrastre hasta la orilla,
la corriente,
esta canción que yo te canto
desde el puente.
Cuando me voy a la Provincia de Entre Ríos,
en canción te lo digo,
Paraná río Argentino.
Río Paraná.
El río me dirá si aún existe
con su voz de cristal entre las flores
él me ha visto en sus aguas endiosadas
y ha borrado de mi piel la oscuridad.
Tan lejos estoy de estos
paisajes tan lejos de su amor y su bondad
que parece que es delirio mi deseo
de borrar esta niebla de orfandad.
Y volver de nuevo a aquellos días
a mi río, a mi selva montaraz,
caminar de nuevo entre las flores
en las costas del bravío Paraná.
Jorge Cafrune
Noches isleñas
Noche, ¡oh noche de luna bella!,
poblada por mil estrellas baña las aguas del Paraná.
Noche, ¡oh noche de dulce ensueño!,
que sos para el triste isleño fiel compañero en su soledad.
Noche, ¡oh noche que al alma hechiza!,
tu suave rumor de brisa tiene frescura de manantial.
Se eleva hacia el infinito un canto agreste y sentido:
un canto que ha florecido entre ceibos, sauces y flor de azahar.
Brilla el Paraná bajo su fulgor.
Noche de cristal; noche de ilusión.
Aguas que se van para no volver,
llevan con su andar mi hondo padecer.
Noche, ¡oh noche de luz y calma!
haz que ilumine mi alma la claridad de tu resplandor.
Noche, ¡oh noche de tenue encanto!,
no dejes que sea llanto lo que me impida ver tu esplendor.
Noche, ¡oh noche, que ya te alejas!,
escucha la triste queja, la voz doliente de mi ansiedad.
No dejes que se malogre el fruto de tanto empeño.
No olvides al pobre isleño que sufre y canta en el Paraná.
Brilla el Paraná bajo su fulgor.
Noche de cristal; noche de ilusión.
Aguas que se van para no volver,
llevan con su andar mi hondo padecer.
¡Noches. Noches isleñas!
Letra y Música: Pedro Sánchez
Acuarela del río
Un canilla poí una balsa, (Poí , del guaraní, flaco, fino)
una guaina, una flor en el río, (Guaina, chica, muchacha)
un paisaje de cielo
reflejan las aguas del gran Paraná.
Más allá, un camalote va flotando
hacia la orilla que arbolada de sauces
Nos invita a soñar...
Acuarela del río que pintas de luces
mi dulce romance.
En el mundo no hay marco más divino
y bello para nuestro amor, son su sol,
Con sus fúlgidos matices
con su brisa perfumada
en mágico arrebol
de un lento atardecer...
A la deriva el bote va
con mi amada por el río.
Meciéndonos con su vaivén
que acompasa nuestro amor.
Y apoyada en mi hombro
me musita al oído
mientras beso sus manos
completan mi dicha
aromas de azahar.
Acuarela del río (Litoraleña)
Letra y Música: Abel Montes
Cantan con el sentir, diciendo de los anhelos retando desafíos al amor con espadas luminosas de pensamientos y palabras...
Voces que emergen vez tras vez, desenvainadas desde la piel, desde la vaina torrentosa más interna y sensible del pecho.
Navegan buscando espacios entre las esquivas luminosidades abisales y en las hendiduras del cénit, en la armonía de universos ignorados.
Amores tal vez, simples y especiales, desde las tristezas y las alegrías desde el hijo, desde el padre, desde amantes y cosmogonías infinitas.
Te cantan a ti... a mi, a vosotros a todos, los que privilegian sus oídos por sobre las sorderas estridentes... Pueden escuchar el silencio, la voz discursiva del alma mientras los ojos gritan.
Son los que modulan la música del espíritu. Son los poetas verdaderos de la vida. Y saben, que las estructuras de sus signos pueden crear puentes... Y saben, que las voces, sus voces, pueden derribar los muros.
Corazón
no me digas que no...
La pasión ya está allí!!
Aún sin qué,
ni sin quién...
Porque yo sé,
lo percibo,
lo veo,
lo siento,
que te brota
por los poros de la piel.
A raudales desde tus ojos
en que me hundo...
Desde tu pelo,
que desgrana
como rocío vaporoso
del amanecer...
Desde tu sangre,
azuzando
a tus hormonas
desde los confines
de tu cuerpo...
y hay un galopar desbocado
bajando
en las ansias de tus torrentes
dibujando arabescos
en la cornisa del amor.